sábado, 22 de diciembre de 2018

Nochebuena y Navidad


Tras la Nochebuena, la mejor de cuantas noches han sido, llega la Navidad.
Mientras las agujas caminan hacia la medianoche, procuramos sentirnos mejores y nos atrevemos a peinar nuevos sueños con renovadas esperanzas.
Con una mochila abierta por corazón, a la medianoche dejamos un beso en las mejillas queridas, esperando idéntica ofrenda.
Desde lejos, desde siempre, escuchamos las voces de los villancicos, y nos emocionamos: "En el portal de Belén hacen lumbre los pastores/ para calentar al Niño que ha nacido entre las flores...".
Y también: “La Virgen está lavando y tendiendo en el romero/ los angelitos cantando y el romero floreciendo./ La Virgen está lavando con un poquito jabón/ se le picaron las manos, manos de mi corazón...".
 Y cuando oímos al ruiseñor anunciando el nacimiento del niño en Belén, levantamos nuestras copas y brindamos, como en la primera Nochebuena, por todos los hombres de buena voluntad.
Y damos gracias con ilusiones renovadas porque toda Navidad es nacimiento y todo nacimiento motivo de alegría, dando cabida a la vida y la esperanza.
           ¡Feliz Navidad!

jueves, 13 de diciembre de 2018


Escribiendo una novela
  
Las ediciones uruguaya y española


       Decía Elizabeth Bowen que un escritor es un “alumno desatento en el aula de la vida”. E insistía en que, al revés que el hombre  que no tiene inclinaciones literarias, carece de perspectivas fijadas de antemano y, rara vez, observa algo deliberadamente. Lo que hace es ver lo que no se propuso ver, y recordar cosas que no parecen posibles.
            Yo sé (con tantas novelas escritas) que cuando uno comienza a escribir una novela, inesperadamente se dan la mano incontables momentos de nuestra propia vida en esa historia imaginaria que vamos desarrollando. Por ejemplo, una tarde en un parque hace muchos años y que no habíamos recordado hasta ese instante; una canción que escuchamos de niño; las palabras que hace cinco días nos dijo un amigo, tomando un café. Qué sé yo. Todo ello coincide con lo que estamos escribiendo y llega en el momento adecuado. Así, de esta manera, crece una obra literaria.

miércoles, 5 de diciembre de 2018


Amar para escribir


Franz Kafka

    Franz Kafka buscó y amó a una sola mujer en las sucesivas mujeres que conoció. El novelista español Luis Goytisolo dijo cierta vez que los períodos más creativos de Kafka coincidieron con sus intensas relaciones amorosas: “Kafka necesitaba amar. La correspondencia o la falta de correspondencia de ese sentimiento parecen secundarias, pero lo importante es que el amor estimulaba su capacidad creadora, y no como fuente de inspiración, sino pura y simplemente como fuente de energía”.
Es decir, amar para poder escribir, que no sé si es amar. Y escribir para poder vivir. Todo lo relativo al señor Kafka, como señaló acertadamente Borges, será olvidado, salvo sus cuentos, que seguirán contándose.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Recuerdos de Malraux


            El pasado viernes se cumplió un nuevo año del adiós a todos de André Malraux, el 23 de noviembre de 1976, a los 75 años,
            Su inteligencia se unió con su sentido triunfal y produjo algunas de las obras más trascendentes de la literatura del siglo veinte, como su célebre novela “La condición humana” (Premio Goncourt 1933), el tratado de historia y filosofía del arte “Las voces del silencio” y sus memorias, tituladas  “Antimemorias”.
            El general De Gaulle y Malraux no se conocieron en las refriegas de ningún combate, sino en un cine. Asistían a la exhibición de "Napoleón", película de Abel Gance, en 1936. Nueve años más tarde, Malraux recibió la visita de un colaborador del general De Gaulle, quien le dijo: "El general De Gaulle me pide que le pregunte en nombre de Francia si quisiera ayudarle".  
            La respuesta fue: "Eso ni se pregunta". E integró el gabinete cultural.
            De Gaulle fue encargado de formar un gobierno tripartito. Y Malraux formó parte como ministro de Información, asumiendo la responsabilidad de ser portavoz de De Gaulle. Muchos años después, sería su ministro de Cultura; y se marcharon juntos cuando entendieron que había llegado el momento.  En  “La hoguera de encinas”, Malraux recogió sus diálogos con de Gaulle, en Colombey.
        Fascinado por la metafísica cristiana y por la santidad, fue un obsesionado por Bernard de Claivaux y por San Francisco de Asís.
            Realista de lo imaginario, aventurero metafísico, tras los tiempos de la aventura inauguró el de la memoria. Quiso la gloria, y la conquistó.

martes, 20 de noviembre de 2018



García Márquez, íntimo


García Márquez y su compadre Plinio Apuleyo Mendoza

  
            El periodista y novelista colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, fue desde su juventud amigo íntimo de Gabriel García Márquez, y padrino de los dos hijos del escritor. A su pluma debemos dos libros clásicos sobre García Márquez: los en “El olor de la guayaba y la  biografía del novelista “Gabo. Cartas y recuerdos”.
            Plinio y “Gabo” se conocieron en un café de Bogotá, veinteañeros, en una situación curiosa. García Márquez se sentó a la mesa que Plinio y un amigo compartían sin decir palabra y de inmediato pidió un “tinto” (un café) y dejó caer una mano bajo la espalda de la camarera.
            Plinio preguntó a su amigo quién era el joven que compartía la mesa; y le respondió: “Lástima, tiene talento. Pero es un caso absolutamente perdido”.
            Esta anécdota me la contó Plinio Apuleyo Mendoza, a quien conozco desde hace tiempo; nos hemos encontrado muchas veces en Albarracín, en Madrid, e incluso en su visita a Montevideo presentó un libro mío.
            Cuando Plinio Apuleyo Mendoza vivía en París, pocos años después de aquel episodio en el café, reencontró a “Gabo”, corresponsal del diario “El espectador”, pero sin trabajo. Esa Navidad de 1955, Plinio lo llevó a casa de unos amigos suyos; al retirarse, en la calle, “Gabo” vio por primera vez la nieve, y Plinio lo vio en su esencia, dice él, jugando como un niño en la nieve.
            “Gabo” volvió al periodismo en Bogotá. Y comenzó a publicar sus primeros libros, que recogieron muchos elogios pero tuvieron pocas ventas. Gracias a Plinio ingresó, luego, en Prensa Latina, agencia cubana. Plinio lo envió (para no ir él, me lo dijo) a Nueva York. Posteriormente, ambos renunciaron. Plinio, porque rompió con el régimen de Fidel Castro; y “Gabo” por solidaridad con su amigo bogotano. Y se fue a ómnibus desde Estados Unidos a Mexico, con su esposa y sus dos pequeños hijos.
            Y entonces escribió “Cien años de soledad”, y llegó la fama.
         En 1982 ganó el Premio Nobel de Literatura. Plinio y sus amigos fueron con él, a Estocolmo. Cuenta Plinio que “Gabo” vistió ropa interior térmica para usar un “liquiliqui” en la ceremonia del Nobel.
        Su vida cambió mucho tras el galardón, cuenta Plinio Apuleyo Mendoza.  Visitaba gente artistas, a los hermanos Castro en Cuba,  y a hombres muy ricos que lo invitaban siempre a sus regias mansiones.
       García Márquez le agradeció a Plinio haber escrito este libro, contando las historias íntimas del Nobel. Se publicó en 2013, un año antes del adiós a todos del creador de “Cien años de soledad”.

jueves, 8 de noviembre de 2018


El adiós del General de Gaulle


      El 9 de noviembre de 1970, a los 80 años, en Colombey-les-Deux-Eglises, el general Charles de Gaulle escribió hasta la hora del almuerzo. Luego dio un paseo por el jardín, con su esposa. Recibió a su vecino, M. Piot. Redactó dos cartas y, al atardecer, en la biblioteca, se sentó ante la mesa de bridge a jugar un "solitario", a la espera de la cena. Eran las 19.15 cuando se quejó: "¡Ay! Me duele aquí, en la espalda...". Eso dijo. Y cayó sobre un lado, sin conocimiento. Los primeros en llegar fueron el doctor Lacheny y el padre Jauguey. A las 19.30 horas, de Gaulle había muerto.
            Poco después le llegó la información al Presidente Pompidou, quien tenía, desde hacía dieciocho años, un sobre con las últimas voluntades del General de Gaulle. Debía abrirlo sin demora.
            Y allí, el general había escrito: "Quiero que mis funerales tengan lugar en Colombey-les-Deux-Eglises. Si muero en otro lugar, deseo que mi cuerpo sea trasladado sin ninguna ceremonia pública. Mi tumba deberá ser aquella en la que ya descansa mi hija Anne y en la que, un día, habrá de descansar mi mujer. Inscripción: Charles de Gaulle (1890-...) Nada más".
            Decía también: "La ceremonia deberán organizarla mi hijo, mi hija, mi yerno y mi nuera, con la ayuda de mi gabinete, procurando que sea lo más sencilla posible. No quiero exequias nacionales; ni la presencia del presidente, ministros, representaciones de asambleas o cuerpos constituidos. Las fuerzas armadas francesas serán las únicas que podrán participar oficialmente como tales: su participación, sin embargo, habrá de tener unas proporciones modestas, sin música, marchas militares ni toques de trompeta".
            Así continuaban sus palabras: "No se pronunciará discurso alguno, ni en la iglesia ni en ningún otro lugar. No habrá oración fúnebre en el Parlamento. Durante la ceremonia, no habrá lugares reservados, salvo para mi familia, mis compañeros miembros de la orden de la Liberación y el ayuntamiento de Colombey. Los hombres y mujeres de Francia y otros países del mundo que así lo deseen podrán rendir honor a mi memoria acompañando mi cuerpo hasta su última morada. Pero deseo que sea conducido hasta ella en silencio".
            Las últimas palabras del General de Gaulle eran éstas: "Declaro de antemano que rechazo toda distinción, promoción, dignidad, citación o condecoración, ya sea francesa o extranjera. Si alguna de ellas me fuera concedida, estarían violando mis últimas voluntades".
            Una personalidad admirable y ejemplar.

sábado, 27 de octubre de 2018


El agente secreto de Dios
                                  


Se publicó en la revista española http://lasdoscastillas.net/
y quien desee leerlo allí  un clic aquí

             El pasado 2 de octubre se cumplieron 114 años del nacimiento de Graham Greene, en Hertford, donde inició sus estudios, los que siguió en la Universidad de Oxford. El libro de poemas “Abril murmurante”, en 1925, fue su debut. Luego se dedicó al periodismo. Y su primera novela, “Historia de una cobardía”, cambió su vida. Aldoux Huxley la elogió y en Francia, Jacques Maritain decidió publicarla y, así, Graham Greene se pasó a la literatura, donde se destacó con numerosas novelas vinculadas a espías y agentes secretos y su entorno, como bien lo sabe el lector.

         Él mismo fue espía inglés durante la Segunda Guerra Mundial, en África. Y, antes y después de desempeñarse en esas actividades, continuó escribiendo sobre ellas, dando lugar a un mundo literario que llamaron “Greenlandia”, la tierra de Greene.
            Graham Greene dividía sus libros en dos categorías, o sea, los “entretenimientos” y las novelas propiamente dichas. En la primera categoría, combinaba los retratos psicológicos con intrigas policiales y de espionaje como, entre otras, “El agente confidencial” y “Nuestro hombre en La Habana”. A la segunda categoría corresponden sus famosas novelas “El poder y la gloria”, “El revés de la trama”, “El cónsul honorario” y “El factor humano”. 
            El escritor Martin Amis, que le conoció y entrevistó, me habló de él, diciéndome que Graham Greene definía su obra como “la asombrosa rareza de la misericordia de Dios”, y la consideraba una parábola de la condición humana, cuyas claves eran el sufrimiento, la culpa, la responsabilidad y la elección moral.
         Fue candidato al Premio Nobel literario durante 24 años, igual que Borges, pero a ninguno de los dos se le otorgaron. Murió a los 86 años. Se consideraba uno de sus propios personajes y, en efecto, así mostró al novelista metódico que fue, al aventurero que se buscaba a sí mismo, y al católico a veces atormentado.  ¿Quién no lo ha leído?

martes, 16 de octubre de 2018


Una sorpresa literaria



Ha sido publicado también en Madrid en la revista
LasdosCastillas.net donde pueden leerlo con un clic aquí

            Como tantos lectores de Andrea Camilleri, he seguido con gusto las andanzas del comisario Montalbano, pues se trata sin duda de un personaje que, gracias a los pasos de sus sinuosas investigaciones, desenmascarando apariencias siempre pone en evidencia la realidad. Están contadas con entusiasmo y calidad literaria. Parejamente, el lector que conoce a este singular personaje, sigue con atención, asimismo, su vida sentimental, tan singular, con la no menos entrañable Livia.
         Pues bien, de un tirón, he leído la breve  novela titulada “El homenaje”, donde el proficuo Andrea Camilleri atrapa y divierte a su lector, lejos de las aventuras de Montalbano, situándose en una sociedad enferma, la Italia de los años del fascismo.
            Y todo lo centra en un día especial, el 11 de junio de 1940, cuando en la singular Vigàta, al igual que en todo el país, festejan la entrada en la guerra como si fuera un «billete de lotería premiado».
            La máxima tensión estalla en Vigàta, en el acto tan especial, cuando Manueli Persico, ferviente fascista de noventa y siete años, cae fulminado por un infarto. Esa muerte da lugar a una serie de recuerdos inmediatos, y así se suceden homenajes póstumos, unos tras otros, evocando la importancia de aquel personaje tan cercano al fascismo.
            Pero esos actos recordatorios, sin embargo, y sin que nadie muy bien se lo proponga, van dando vuelta las cosas y, a medida que se suceden las celebraciones de sus admiradores, van surgiendo por aquí y más allá confirmaciones de  verdades soterradas, cayéndose paso a paso, el maquillaje de muchas sospechas, desenmascarando una tras otra al homenajeado. Terminan por desnudarlo, con revisionismos y componendas sorprendentes.
          Y así, “El homenaje” se convierte en una excelente y divertida sorpresa literaria.

miércoles, 26 de septiembre de 2018


La casa de Cyrano de Bergerac;
por Rubén Loza Aguerrebere



            Villa Arnaga. Un poema de verde y de piedra, donde vivió Edmond Rostand, gracias a la fortuna que obtuvo gracias a su famoso personaje Cyrano de Bergerac, situada en Cambo-les-Bains (País Vasco).


             Tiene un impresionante jardín versallesco, donde algunos pavos reales se pasean sin gracia, jardines, pérgolas y fuentes donde se deslizan cisnes blancos. Parque, bosques, asientos de piedra y otros de madera. Y allá, la villa de dos plantas, declarada monumento histórico, no sin razón.


            El clima sedujo al dramaturgo francés (nacido en Marsella en 1868 y fallecido en 1918) autor de obras que le dieron fama internacional. Especialmente, Cyrano de Bergerac (escrita en 1897). Desde entonces ha sido interpretada por innumerables actores, entre ellos, Ben Contant Coquelin, José Ferrer y Gérard Depardieu.
            Tras la compra de un vasto terreno cercano al pueblo, Edmond Rostand encomendó al arquitecto parisino Joseph Albert Tournaire (gran premio de Roma) los planos de una casa de estilo vasco. Las obras se iniciaron en 1903 y terminaron en 1906.
            Un generador instalado en la cuadra proporcionaba electricidad a todo el dominio. Un sistema de calefacción con aire difundido tras unas rejas, aseguraba el confort. Y numerosos artistas adornaron las diferentes salas.  Henry Martin, Gaston Latouche, Jean Veber, George Delaw, Hélene Dufau integran retratos y cuadros pintados en los artesonados de la marquetería. Los muebles, con entarimados de exóticas maderas, o bien en mármol, se instalaron posteriormente.
            Varios detalles más: en la biblioteca del escritor cabían 15 mil ejemplares. La habitación que el poeta utilizaba para escribir (e incluso dormir) estaba adornada con dibujos por él realizados en su infancia. Tenía, asimismo, una sala de hidroterapia, transformada en sauna. Allí está aún la cama de masajes que disfrutó nada menos que Sarah Bernahrdt.
            El gran hall, es de estilo inglés, el salón chino (con lacas traídas de la China) era sala de fumar y el comedor está frente a la terraza con glorieta. En cuanto al jardín, fue realizado por los hermanos Gelos, paisajistas de Biarritz, y cuenta con sus tres bellos estanques.
            Tengo tan vivo  recuerdo de esta casa inolvidable, que la describí en mi novela “Muerte en el Café Gijón” (publicada en Madrid por Editorial Funambulista, y cuya carátula encuadrada cuelga en el restaurante de ese célebre café madrileño), describiendo la visita de uno de los personajes del libro que paseaba en ese momento por el País Vasco.
            Es un mundo sorprendente. La casa de sueños de Cyrano de Bergerac.

sábado, 15 de septiembre de 2018


“Mi compadre García Márquez”


           Plinio Apuleyo Mendoza, autor de "El olor de la guayaba", el famoso libro de conversaciones con Gabriel García Márquez donde no quedó tema sin tocar, desde la literatura a la política, pasando por la fama, las mujeres, la amistad, los compromisos y los ricos días de la infancia, mientras cenamos en Madrid, define a mi pedido al autor de  "Cien años de soledad".
            --¿Cómo era Gabo?  
    --Nos conocimos –dijo-- desde que éramos estudiantes, fuimos compadres y para mí, era lo más parecido a un hermano. No obstante, a la hora de definirlo, experimento  gran dificultad. Es obvio, quizás, decir que es uno de los tres grandes novelistas nacidos en este siglo.
        Y tras una pausa, agregó estos detalles.
       -- En su personalidad de escritor intervienen factores tan diversos como su signo astrológico --un Piscis absolutamente intuitivo doblado de un Tauro muy realista--, la manera fantástica de contar las cosas de doña Luisa, su madre, y un enjambre de influencias literarias que van desde Amadis de Gaula hasta Virginia Woolf, para no hablar de todo lo que le debe a Faulkner. En ningún otro escritor latinoamericano es tan fuerte nuestro mestizaje cultural, la huella de culturas marginales, que en la región donde nació, en un pueblito de la costa colombiana, son muy fuertes. Me refiero a los indios de la península de la Goajira o a los descendientes de los esclavos negros. Unos y otros expresan a su manera, en sus relatos y leyendas, un sentido muy extraño de la realidad. En ellos, por ejemplo, los muertos siguen conviviendo con los vivos. Son los verdaderos inventores del realismo mágico.

jueves, 13 de septiembre de 2018

El día irreal;
por Ruben Loza Aguerrebere


El 11 de septiembre de 2001 cambió el siglo XXI, cuando los aviones pilotados por terroristas se embutieran en las torres gemelas del World Trade Center, reduciéndolas a escombros y provocando miles de muertos. Don DeLillo lo definió diciendo que lo sucedido fue irreal: “Cuando decimos que algo es irreal, queremos decir que es demasiado real”.
Comenta en su libro, Don DeLillo, a propósito de los terroristas islámicos, que: “el Apocalipsis no tiene lógica, y ellos han traspasado los límites de cualquier desquite motivado por la pasión. Aquí se trata del cielo y del infierno”. Y describe momentos del horror: “Los teléfonos móviles, los zapatos, los pañuelos aplastados contra los rostros de hombres y mujeres que corren. Los cúters de sobremesa y las tarjetas de crédito. Los papeles que salieron despedidos de las torres y atravesaron el río volando hasta los patios de Brooklyn: informes financieros, currículos, formulas de seguro...”.
Los innumerables lugares de auxilio estaban vacíos porque casi todos habían muerto. Dentro de las torres hubo gente que buscó a otra persona para tomarse de las manos y saltar juntos al vacío. Otros lo hicieron solos, terriblemente solos, como lo documentó la famosa foto de Richard Drew.
Los terroristas del 11 de septiembre sólo entendieron la naturaleza de la tecnología como algo destructivo y la utilizaron para matar. Asistimos, desde ese momento, a la guerra entre el pasado y el futuro.
Los que vimos sin despegarnos del televisor lo ocurrido aquel día, no podremos desprendernos de esa pesadilla. Ni debemos. Por ello, escribo, con dolor, este mínimo recordatorio de aquel día irreal.

jueves, 30 de agosto de 2018

Libros inolvidables




           Vida y literatura están estrechamente unidas. Y las grandes obras de ficción narrativa (cuentos y novelas memorables) lo son porque toman de la vida los elementos esenciales y, gracias a la organización del lenguaje y la forma de contarlo, pasan a ser hitos de nuestra vida; hitos de nuestra pequeña historia personal.
Y, así, quedarán en nuestro corazón impresas. ¿O no nos ocurre, esto mismo, si evocamos libros como El Quijote, o recordamos “Bola de cebo” de Mauppasant, “La educación sentimental” de Flaubert, “Fiesta” de Hemingway, “La condición humana” de Malraux, “Cien años de soledad” de García Márquez, “La casa verde” de Mario Vargas Llosa, “El Aleph” de Borges y, en fin, “Un padre de película” de Antonio Skármeta?
¿Por qué sucede? Porque no solamente cuentan historias memorables protagonizadas por personajes que no olvidaremos, sino porque fueron cuidadosamente planeadas para penetrar en nuestra conciencia y nuestro corazón, Y se quedarán a vivir para siempre.
          Para nosotros, mientras lo leímos, todo ello fue verdad. Y por ello, esta segunda vida del arte, es el mayor logro de sus creadores puesto que ofrecen vidas imaginarias como si fueran verdaderas, y terminamos creyéndolo. Por siempre. 

lunes, 13 de agosto de 2018


El cine en el alma



            Una vasta y rica carrera literaria tiene el laureado escritor Toni Montesinos, nacido en Barcelona: Numerosas novelas, libros de poemas y  de viajes. También, su propio blog:  Alma en las Palabras”.
            Ha publicado un seductor libro titulado  Que todo en la vida es cine”, en cuyas páginas muestra momentos esenciales del cine, gracias a aquellas películas que han impulsado su mundo poético y novelístico.
            Y para explicarlo, le he formulado una sola pregunta, suficiente para ver hasta dónde su sensibilidad es tan viva.
            --¿Puedes contarnos una secuencia de un film que te acompañará siempre?
            Y estas son las palabras que me ha dado el escritor Toni Montesinos.
            --Yo siempre vuelvo a ¡Qué bello es vivir!”. La he visto en multitud de ocasiones y siempre, siempre, encuentro un nuevo aliciente, una forma de admirar las secuencias muchas veces visionadas. Incluso la emoción por la historia, el mensaje de pesadilla absoluta que vive el protagonista cuando “desaparece” mediante la intervención del ángel, y el de la importancia de la familia o el hecho de estar vivos, de ver cómo nuestra vida influye en las demás de manera determinante, me renueva todo lo que soy y cuáles son mis principios. La escena en la que George Baily (James Stewart) corre por el pueblo nevado tras “volver” a la vida y saluda todo y a todos, y entra en su casa para reunirse con los que ama, comprobando cómo la comunidad lo ha estado ayudando en su ausencia, es uno de los momentos más maravillosos de cualquier obra audiovisual en todos los tiempos.

            Sí,  un ejemplo evidente del cine en el alma.

domingo, 29 de julio de 2018

Ruben Loza Aguerrebere editado
de nuevo en España




Esta noticia  se ha difundido en Barcelona en  “Alma en las Palabras”, blog del escritor Toni Montesinos, y puede visitarse  haciendo click aquí


            El gran escritor uruguayo Ruben Loza Aguerrebere, que en diversas ocasiones ha aparecido en este blog, a partir de entrevistas o reseñas de sus obras, o por su interés tan amable por mis libros, publicará en octubre El secreto de Amparo. Esta novela tan recomendable, que tuve la grata ocasión de conocer en su edición americana (en la editorial Ediciones de la Plaza), podrá estar al alcance del lector en la madrileña Carpe Noctem. Y me congratulo de ello por la calidad humana y literaria de este narrador.

sábado, 21 de julio de 2018

Un diálogo con Mario Vargas Llosa


               --¿Cómo nace la vocación por la literatura, Mario?
            --Todo empezó cuando comencé a leer y a soñar con los ojos abiertos, fabulando.
            --¿Entonces, soñando?
            --Con nuestros sueños y experiencias claves que te van marcando y orientando hacia un determinado sendero.
            --¿Soñar y vivir en el mundo real es fácil de conciliar?
            --Hay un abismo entre la realidad y el sueño, y lo podemos llenar utilizando la fantasía, las artes y la literatura.
            --¿Por ello existe la literatura?
            --Sí.
            --¿Y qué es lo fundamental en la literatura?
            --Vivir otras vidas y ensanchar de esa manera el mundo.
            --¿Y las palabras?
            --Es muy importante el engolosinamiento por el lenguaje, por el valor y la música de cada palabra.
            --¿Escribir con todo el diccionario?
            --No; eso lo rompió Borges.
            --¿Cómo lo hizo?
            --Depuró el lenguaje y lo hizo conciso e inteligente.
            --¿Y qué obtuvo?
            --Enseñó como la palabra se funde con la idea. 

sábado, 7 de julio de 2018

Los San Fermines de Hemingway


 Estatua de Hemingway en Café Iruña en Pamplona
           
            … 7 de julio San Fermín!
            A los Sanfermines de aquellos tiempos, con fuegos artificiales, cine mudo y bailes, llegaron Hemingway y su esposa Hadley, hace 85 años, en Pamplona, donde siguen cada día más difundidos. La fiesta se las había sugerido a ellos, en el corazón de París,  Gertrude Stein.
            Desde entonces, los Sanfermines fueron para él una cita ineludible, y también uno de los temas esenciales de varios de sus celebrados libros, como la novela “Fiesta”, también llevada al cine.
             Hablar de Hemingway en Pamplona es hablar del café Iruña, lugar común de todas sus visitas. Allí bebió infinitas copas de vino y coñac, a veces acompañado por  Ava Gardner. Y por ello, desde hace tanto tiempo, en el mostrador encontramos una estatua de Hemingway, en bronce, con su talla enorme. Y como todo el mundo que visita este lugar, en Pamplona, en el café Iruña y mirando la mesa donde solía escribír habitualmente, también bebí una copa en el mostrador donde sigue haciéndolo el maestro Hemingway.
            Desde el café Iruña tenía una visión privilegiada de la Plaza del Castillo, y cruzando la calle vemos el Hotel La Perla, a cuya propietaria del año 1923, Ignacia Erro, consideraba como su benefactora, pues ella siempre le dio la habitación 217, con balcones a la calle Estafeta, para ver los toros.
            Cercano a los 60 años, seguía visitando las fiestas, cuyo atractivo internacional había contribuido a difundir.
            Llegó a los Sanfermines como periodista y se marchó como novelista, gracias a libros inolvidables como “Fiesta”, “Muerte en la tarde” y “El verano peligroso”.

lunes, 25 de junio de 2018


Sábado, 23 Junio 2018




 “EL SECRETO DE AMPARO”

Ruben Loza publicará otra novela en España

El escritor uruguayo Ruben Loza Aguerrebere volverá a publicar en España, en esta oportunidad volverá a los escaparates mediante el sello madrileño Carpe Noctem, que el próximo mes de octubre dará a conocer El secreto de Amparo, novela publicada en Uruguay el año pasado por Ediciones de la Plaza.
Durante el año 2017 la industria editorial española creció un 7,3% respecto al año anterior, según manejaron diversas organizaciones vinculadas al sector. La novela llegará a los lectores españoles justo para las compras de Navidad, la temporada de mayores ventas.
Loza Aguerrebere publicó tiempo atrás la novela Muerte en el Café Gijón, también editada en Uruguay por Ediciones de la Plaza, y el libroConversación en las catedrales: encuentros con Vargas Llosa y Borges, que en su momento alcanzaron una importante difusión en la península, y fueron publicados en Madrid por la Editorial Funambulista.
La crítica especializada consideró a la novela de Loza como una de las seis mejores del año, según publicó el periódico La Vanguardia de Barcelona.
Antonio Skármeta, autor de El cartero de Neruda, dijo que: "Como lo mostró en La librería, Ruben Loza Aguerrebere es un hábil tejedor de emociones e ilusiones que atrapan al lector".
El secreto de Amparo, obra que fue presentada en la Feria del Libro de Montevideo en el año 2016, es una novela "a propósito de los paraísos y los infiernos de la memoria, y la ambienté en una pequeña ciudad rodeada de colinas (Minas) y en París, que me seduce y he frecuentado asiduamente", según explicó el autor.
Ediciones de la Plaza anunció que dará a conocer próximamente una nueva novela de Loza Aguerrebere, titulada Noches de Gloria.

martes, 19 de junio de 2018


Sobre Onetti y Borges


Onetti y Borges, ganadores del Premio Cervantes
           
             “El viaje a la ficción” es un libro de Mario Vargas Llosa sobre la obra de Juan Carlos Onetti, sobre quien había dado cursos en universidades de los Estados Unidos. Cabe recordar que el escritor uruguayo fue merecedor del Premio Cervantes en 1980.
            En su libro Vargas Llosa habla sobre la rivalidad entre Onetti  y Borges.  Y, al escribir sobre este tema, hace el honor de citarme en su mencionado libro, reproduciendo parte de una de mis entrevistas juveniles a Borges, publicada en “”El País” de Montevideo. Transcribe las palabras de Borges sobre Onetti, cuando él integró el jurado del Premio Cervantes en Madrid.

            Y escribe Mario Vargas Llosa en su libro:

         “En 1981 Borges fue jurado del premio Cervantes,  en España, y en la votación final entre Octavio Paz y Juan Carlos Onetti, votó por el mexicano. Entrevistado por Rubén Loza Aguerrebere, explicó así su decisión: "Bueno, el hecho de que no me interesaba. Una novela o un cuento se escriben para el agrado, si no, no se escriben. Ahora, a mí me parece que la defensa que hizo, de él, Gerardo Diego, era un poco absurda. Dijo que Onetti era un hombre que había hecho experimentos con la lengua castellana. Y yo no creo que los haya hecho. Lo que pasa es que Gerardo Diego cree que Góngora agota el ideal en literatura, y entonces supone que toda obra literaria tiene que tener su valor y tiene que ser importante léxicamente, lo cual es absurdo. Ahora, si Gerardo Diego cree que lo importante es escribir con un lenguaje admirable, eso tampoco se da en Onetti.".
           
            Y agrega:

       “Mi pálpito es que Borges nunca leyó a Onetti y probablemente la sola idea que guardaba de él tenía que ver con aquel frustrado en una cervería porteña y las provocaciones anti/jamesianas del escritor uruguayo”.

miércoles, 13 de junio de 2018


Chejov, el alma de su tiempo

            Acierta Soledad Puértolas cuando escribe: “hay más alma que corazón en Chéjov”.
            En la vida del escritor ruso (nacido en 1860, hijo de padres modestos) no hubo episodios sobresalientes. Su andadura terrestre transcurrió con la misma normalidad con que vivieron sus personajes, dolidos por agitaciones interiores.
Antón Chéjov se graduó como médico; la profesión le proporcionó conocimientos que le ayudaron en su labor de creación. Pero gracias al éxito que obtuvo con sus cuentos y piezas de teatro, pudo vivir de este trabajo y ayudar a sus hermanos. En 1892 se compró una finca en Moscú, que utilizaría como hospital cuando la epidemia de cólera que sufrió Rusia.
          Chéjov, cuentan, era un hombre sencillo y modesto, que usaba monóculo y perilla.  Entre sus amigos cercanos se contaban Lew Tolstói, el músico Rachmaninof y el director teatral Stanislavski.
          Chejov era un hombre amable, calmo y suave, y especialmente adorado por las mujeres, a las que solía tratar con cierta distancia irónica, que era la forma de enmascarar  lo que trascendía de su alma bien educada.
         Aquejado de tuberculosis realizó numerosos viajes en procura de climas benignos. Entre ellos, a Yalta, a orillas del Mar Negro. Fue allí donde situó uno de sus cuentos más hermosos, “La dama del perrito”, que es como un sueño, y que precisamente acaba cuando el sueño termina, con el fin de las vacaciones de los protagonistas y  su triste separación.
            Chéjov nunca reprimió su sensibilidad artística. Fue un escritor fiel a los crepúsculos e ilusiones del alma, que no son adornos del espíritu, sino que son el espíritu. Por eso, a pesar de que murió en 1904, sus obras siguen vivas en la imaginación de lectores y espectadores.  Se nutren de lo esencial en la literatura, es decir, la temperatura espiritual de su tiempo, el alma de su época.