García Márquez, íntimo
García Márquez y su compadre
Plinio Apuleyo Mendoza
El periodista y novelista
colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, fue desde su juventud amigo íntimo de
Gabriel García Márquez, y padrino de los dos hijos del escritor. A su pluma
debemos dos libros clásicos sobre García Márquez: los en “El olor de la
guayaba” y la biografía del
novelista “Gabo. Cartas y recuerdos”.
Plinio y “Gabo” se conocieron en un café de Bogotá, veinteañeros, en una
situación curiosa. García Márquez se sentó a la mesa que Plinio y un amigo
compartían sin decir palabra y de inmediato pidió un “tinto” (un café) y dejó
caer una mano bajo la espalda de la camarera.
Plinio preguntó a su amigo quién era el joven que
compartía la mesa; y le respondió: “Lástima,
tiene talento. Pero es un caso
absolutamente perdido”.
Esta anécdota me la contó Plinio Apuleyo Mendoza, a quien
conozco desde hace tiempo; nos hemos encontrado muchas veces en Albarracín, en
Madrid, e incluso en su visita a Montevideo presentó un libro mío.
Cuando Plinio Apuleyo Mendoza vivía en París, pocos años
después de aquel episodio en el café, reencontró a “Gabo”,
corresponsal del diario “El espectador”, pero sin trabajo. Esa Navidad
de 1955, Plinio lo llevó a casa de unos amigos suyos; al retirarse, en la
calle, “Gabo” vio por primera
vez la nieve, y Plinio lo vio en su esencia, dice él, jugando como un niño en
la nieve.
“Gabo” volvió al periodismo en Bogotá. Y
comenzó a publicar sus primeros libros, que recogieron muchos elogios pero
tuvieron pocas ventas. Gracias a Plinio ingresó, luego, en Prensa Latina,
agencia cubana. Plinio lo envió (para no ir él, me lo dijo) a Nueva York.
Posteriormente, ambos renunciaron. Plinio, porque rompió con el régimen de
Fidel Castro; y “Gabo” por solidaridad
con su amigo bogotano. Y se fue a ómnibus desde Estados Unidos a Mexico, con su
esposa y sus dos pequeños hijos.
Y entonces escribió “Cien años de soledad”, y llegó la fama.
En 1982 ganó el Premio Nobel de Literatura. Plinio y sus
amigos fueron con él, a Estocolmo. Cuenta Plinio que “Gabo” vistió ropa
interior térmica para usar un “liquiliqui” en la ceremonia del Nobel.
Su vida cambió mucho tras el galardón, cuenta Plinio Apuleyo
Mendoza. Visitaba gente artistas, a los
hermanos Castro en Cuba, y a hombres muy
ricos que lo invitaban siempre a sus regias mansiones.
García Márquez le agradeció a
Plinio haber escrito este libro, contando las historias íntimas del Nobel. Se
publicó en 2013, un año antes del adiós a todos del creador de “Cien años de soledad”.