jueves, 29 de diciembre de 2016

Charlas con Borges y Vargas Llosa




            “Conversación con las catedrales: encuentros con Vargas Llosa y Borges (Editorial Funambulista), editado en Madrid, con mis diálogos con estos dos escritores tan admirados, ha llegado este verano (a través de Gussi) a las librerías del Uruguay.
            Con esta noticia de su presencia, junto a mis otros libros, transcribo este comentario crítico del diario español “La Razón” del 27/III/2014:
            Fue escrito por Toni Montesinos, escritor que luego lo subió a su celebrado blog “Alma en las Palabras”.  

Un combate de pesos pesados


A nadie se le escapa que decir Jorge Luis Borges (1899-1986) y Mario Vargas Llosa (1936) es hablar con letras mayúsculas de la historia de la literatura en español durante los últimos noventa años: el tiempo que va desde que el argentino debutó con su libro de poesía “Fervor de Buenos Aires” y el hispano-peruano publicó su última novela, “El héroe discreto”. Haber charlado con esos dos gigantes literarios y compartido momentos íntimos es privilegio de unos pocos; entre ellos, el uruguayo Ruben Loza Aguerrebere. Éste conoció a Borges en 1978, y cuatro años después a Vargas Llosa. Con el primero coincidió en diversas ocasiones en Montevideo y Buenos Aires; con el segundo, en distintos lugares de América Latina y España.

Borges facilitaría la publicación en “La Prensa” de la capital argentina el cuento de Loza “El hombre que robó a Borges”, que se incluye como epílogo en este libro, y el propio Loza convertiría en personaje a Vargas Llosa en su novela “Muerte en el café Gijón” (Funambulista, 2012). Tal cosa da buena cuenta de la presencia continua de aquellos a los que escuchó hablar “de la literatura, de cómo escriben sus cuentos y sus poemas, del goce de la lectura, del germen de muchos de sus libros, del mundo en que vivimos, de la política, de la libertad y la democracia, así como la falta de ambas”.

En efecto de todo ello se habla en “Conversación con las Catedrales” –guiño al título de 1969 de Vargas Llosa “Conversación en la catedral”– pero sobre todo se respira la vocación artística de ambos escritores, la necesidad de trascender como seres humanos gracias a la literatura. El lector curioso conocerá el grado de disciplina de Vargas Llosa, su relación con la escritura periodística o los libros de viaje, y cómo se sentía al recoger el premio Nobel, gracias a una charla de Loza con su amigo Fernando Iwasaki. En cuanto a Borges, aparece por supuesto anciano y ciego, intuitivo y sagaz. Loza le pregunta sobre cómo escribe –“Empiezo un cuento con una frase casual y esa frase ya tiene un futuro, un pasado”–, y luego habla de Lugones, Cortázar, Güiraldes, Baudelaire... Pero lo más llamativo será lo dicho con respecto al galardón sueco, que Borges no recibiría y se tomó a guasa: “Bueno, yo estoy seguro de no recibirlo nunca, pero de ser siempre el candidato del año que viene”.

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viernes, 23 de diciembre de 2016

Nochebuena y Navidad


Esta noche es Nochebuena, la mejor de cuantas noches han sido, y mañana es Navidad.
Repasamos los días que se han ido y el corazón rebosa de sentimientos. Es natural. Pensamos en algunas flaquezas, en algunas tristezas emboscadas y, por cierto, en las alegrías. Es entonces cuando nos damos cuenta de que el hombre es la criatura más fuerte pero la hierba más débil.
Mientras las agujas caminen hacia la medianoche, procuramos sentirnos mejores y nos atrevemos a peinar nuevos sueños y renovadas esperanzas. Con una mochila abierta por corazón, dejaremos un beso en las mejillas queridas, esperando idéntica ofrenda.
Desde lejos, desde siempre, se acercan las voces de los villancicos, repletos de emociones. Y somos capaces de cantar cosas así: "En el portal de Belén hacen lumbre los pastores/ para calentar al Niño que ha nacido entre las flores...". O también aquel que decía:La Virgen está lavando y tendiendo en el romero/ los angelitos cantando y el romero floreciendo./ La Virgen está lavando con un poquito jabón/ se le picaron las manos, manos de mi corazón..."
Todos anuncian que un niño nacerá en Belén, infinito, para ser compartido por todos. He ahí su simbolismo. Porque Nochebuena y llegamos a la Navidad, y toda Navidad es nacimiento, y todo nacimiento es motivo de alegría porque da cabida a la vida y la esperanza.
Dejemos que el alma suba hasta la superficie y que podamos sentirnos fraternos junto al arbolito navideño o al pobre pesebre tan pobre como aquél, y demos gracias con ilusiones renovadas. Y cuando escuchemos a un ruiseñor anunciando el nacimiento, levantemos una copa y brindemos, como en la primera Nochebuena, por todos los hombres de buena voluntad.
Esta noche es Nochebuena, y mañana es Navidad. 

domingo, 18 de diciembre de 2016

Borges en París



            Hablando de Borges, recuerdo que le pregunté hace unos años al ensayista y miembro de la Academia Francesa de Letras, Jean Francois Revel, quien le había dedicado muchas páginas admirativas en su libro “Las ideas de nuestro tiempo”, sobre su amistad con el gran escritor argentino. 
            Me habló largamente sobre la relación que tuvieron.
Dijo:
            --El genio de Borges, la obra de Borges, es una de esas cosas que nadie podía prever. No pertenece a ningún tipo de literaturas que tenga antecedentes. Es de una originalidad completa, y yo soy un admirador ilimitado de él. Lo conocí en sus últimos años, porque yo fundé con Angelo Rinaldi --que es novelista y crítico literario--, con Héctor Bianciotti y con Raymond Aron, la "Asociación Francesa de amigos de Borges", porque en el 77 él quiso salir de la Argentina porque la atmósfera política no le gustaba, pero no tenía dinero. Procuramos hacer un fondo y pagar su viaje, y encontrar un pequeño trabajo, una fuente de dinero para que él pudiera vivir. Hicimos ésto con la Academia Francesa, que le encontró un pretexto para un salario.
            También me contó Revel:
            --Cuando llegó a Francia hicimos muchos almuerzos y banquetes de celebración para él. Y entonces hablé muchas veces con él. Jamás escuché un hombre con esa cultural universal: en español, por supuesto, y en inglés, en francés o bien en latín... Era un hombre universal. Sabía de memoria poemas en todas las lenguas, y sabía cómo se pronunciaba en tiempos de Shakespeare; y también conocía, en francés, a poetas que muy pocos conocen, y él sabía sus poemas...
            Terminó diciendo:
            --Es uno de los grandes genios. 

domingo, 11 de diciembre de 2016

Conversación con las Catedrales

           

                                        
           Y ha llegado a Montevideo mi libro “Conversación con las catedrales: encuentros con Vargas Llosa y Borges”, publicado en Madrid por la Editorial Funambulista, gracias a Gussi que ya está distribuyéndolo en nuestras librerías.
            La carátula reproduce dos fotografías: una donde (muy jovencito) estoy junto a Borges, y la otra con Mario Vargas Llosa. Están apoyadas en un manuscrito de Borges.
            Quisiera contar a los seguidores del blog algunos de los motivos que me llevaron a reunir  en este libro, que ha merecido elogiosas críticas en España, dicho sea al pasar, mis diálogos con estas dos  “catedrales literarias”.
            Conocí personalmente a Borges en Buenos Aires, hacia 1978;  nos vimos después en diversas oportunidades en su Buenos Aires natal y en su/mi Montevideo. A Mario Vargas Llosa lo conocí en 1982 y, desde entonces, he vivido innumerables y gratos momentos junto a él, en Montevideo, Punta del Este, Buenos Aires, Rosario (Argentina), Caracas, Valencia y, sobre todo, en Madrid, donde dicho sea de paso, el 28 de marzo pasado asistí a su 80 cumpleaños. 
     Uno y otro, han estimulado generosamente  mis intereses literarios,además de enriquecerme con sus libros. Les debo a ambos, además, generosos juicios sobre mis cuentos y novelas.
Comencé a admirarlos sin soñar que algún día les iba a conocer personalmente, cuando era un adolescente, en mi pequeña ciudada natal, Minas, donde comencé a leerlos con admiración. 
           Andando el tiempo, leí a Borges en su casa en Buenos Aires mi cuento "El hombre que robó a Borges" (que se incluye además en este libro al que hago mención en estos comentarios) y él lo llevó a "La Prensa" de Buenos Aires para que lo imprimieran. Él mismo lo contó en una entrevista del diario "El País". Borges es personaje de ficción en este cuento mío.
            A propósito, también convertí en personaje de ficción, años después, a Mario Vargas Llosa en mi novela "Muerte en el Café Gijón", publicada en Montevideo por "Ediciones de la Plaza" y en Madrid por "Editorial Funambulista". La carátula de esta novela ha sido encuadrada y cuelga hoy en el restaurante del célebre Café Gijón madrileño, fundado en 1888.
Volviendo a estas páginas de “Conversación con las catedrales”, en ellas reúno buena parte de mis diálogos con ambos escritores (publicados en “El País” de Montevideo, en diarios argentinos, en revistas españolas y de Estados Unidos). Conversamos de temas muy variados, y recogen, en consecuencia, sus confesiones sobre la literatura; la forma de escribir que tiene cada uno; el goce de la lectura; el germen de algunos de sus libros; la política, la libertad y la democracia; los compromisos de los escritores; el regocijo de estar vivos y los  sueños del camino.
En un tiempo como éste, tan poco dado a la admiración, asumo este riesgo en este libro, con alegría, porque nunca he dejado de sentirla por estos dos escritores y por sus extraordinarias obras.
 A quien quiera leer un comentario escrito en España sobre mi libro, solo uno, le doy este enlace:

domingo, 4 de diciembre de 2016

"Il postino" de Neruda

 Il  postino” de Neruda

   
         En Nueva York, interpretada por un elenco chicano, vi hace años la pieza teatral titulada “Ardiente paciencia”, de Antonio Skármeta, el gran escritor chileno, y que luego se convirtió en la novela “El cartero de Neruda” y después pasó al cine en la hermosa película titulada “Il Postino”, que mereció veinticinco premios internacionales.
         Su personaje central, Mario, el cartero, se convirtió en una celebridad. 
       Era un muchacho sin lecturas, un poco haragán,  un poco torpe, hasta que un buen día obtuvo un modesto trabajo. Cartero.
       Debía llevar diariamente en su vieja y pesada bicicleta la abundante correspondencia que recibía nada menos que el ilustre poeta Pablo Neruda.
          Iba y venía, pedaleando, hasta la casona del solitario poeta, quien poco a poco comenzó a sentir afecto por su cartero personal. Luego dialogaron y el famoso poeta siempre respondió en charlas entrecortadas las ingenuas preguntas de su cartero.
          Mario estaba enamorado de una chica que, como corresponde, no le correspondía.  Ella se llamaba Beatriz, por cierto.
           Y así van sucediéndose los días, que unos tras otros son la vida. Y las metáforas, también, porque don Pablo, el poeta se las explica a su cartero y éste intenta modelar unos versos.
     Quien conoce mejor que nadie la historia de Mario (un poco melancólica, tristona y envolvente) es mi admirado amigo Antonio Skármeta, quien la escribió bellamente. Recuerdo que una tarde le conté aquella versión teatral neoryokina. En ella, al final, moría el poeta y Mario lo sobrevivía, acongojado. En la película “Il Postino”, quien se despide de todos es el cartero, y Neruda lo recuerda escuchando las voces secretas del ondulado mar bajo un vasto espejo azul.
           ¿Cómo iba a poder  resistir alguien tan puro, tímido y fugitivo, tanto tiempo, y con una bicicleta, en este mundo de armaduras?
         Así es esta historia de ilusiones y esperanzas que, tras el adiós del cartero, queda clavada en el corazón de todos los lectores y de cuantos vieron la película inolvidable que lo recrea.
            Una pieza teatral, una novela y un  film maravillosos. 
            ¡Gracias, Antonio!