miércoles, 22 de febrero de 2017

Nostalgias de ayer



Al Nobel de literatura de 2014, Patrick Modiano, lo leo desde hace muchos años, libro a libro. Es, por cierto, uno de los escritores más influyentes de Francia.
            Nacido en París, en 1945, Patrick Mediano comenzó a escribir a los 22 años, y es lo que ha hecho siempre. No quiere ser otra cosa que un escritor. No participa del “mundo literario”, y rechazó la invitación de la Academia Francesa de Letras.
            Patrick Modiano ha descrito su mundo con una melancolía que conmueve. Sus páginas están impregnadas por los colores átonos de París, matizados por el gris de ciertas calles como las de su infancia, en Quai de Conti, o bien el verde de los jardines de Luxemburgo (por donde paseaba cuando su hija le avisó por teléfono que le habían otorgado el Premio Nobel) y todo lo siente como algo “irreal”.
            En 1978 ganó el Premio Goncourt con “La calle de las tiendas oscuras” y luego se fueron sucediendo novelas como, entre las más notorias, “Un pedigrí”, “El horizonte”, “En el café de la juventud perdida” y “La hierba de las noches” (Anagrama/Gussi, todas ellas). 
        Sus historias son complejas y sus personajes seductores y enigmáticos; se nutren de los recuerdos imaginarios que la memoria ha ido transformando con el paso del tiempo, y a través de ellos documenta una época, la de su juventud, evocando el mundo de los estudiantes fascinados por la bohemia parisina.  
            El boulevard Raspail, el café Les Deux Magots, la plaza de la Concorde, los Champs Elysés, la Place de l’Alma, aparecen y reaparecen en todas sus novelas, y, de esta manera, París se convierte en la geografía por la que ambulan una y otra vez todos sus personajes, envueltos en enigmas que los atrapan, en esa ciudad alucinada, a ellos y a los lectores.
             Ninguno de sus seguidores nos sorprendemos por las semejanza de sus libros, que suelen tratar siempre los mismos temas: la memoria, la nostalgia del ayer y ciertas emociones e ilusiones que sobreviven. Hay en sus novelas una sensación de “déjà vu”, con situaciones y rincones de París pintados como siempre, así como unas misteriosas búsquedas. Lo demás es metáfora, metamorfosis y máscara, con el hombre como juguete de su furor monótono.
        A este mundo onírico de sus páginas, se lo conoce como “modianesco”.  Es muy seductor conocerlo. Como lo es ir una y otra vez a París. Hay que visitarlos. 

domingo, 12 de febrero de 2017

Tres preguntas a Antonio Skármeta



            Antonio Skármeta, dueño de una vasta y notable obra literaria, ha sido galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Chile y, entre otros, ha recibido premios de UNESCO, el Medici y el Planeta.
        Su famosa novela “El cartero de Neruda”, traducida a los más diversos idiomas, dio lugar a la laureada película italiana “Il postino”. Asimismo, tiene esta obra versión teatral. Tuve el placer de ver una de ellas en Nueva York. Para señalar apenas otros dos libros suyos, sobresalientes por cierto, basta con citar la novela “Un padre de película” y su muy reciente colección de relatos “Libertad de movimiento”.
          Nacido en Antofagasta, en 1940, egresado del Instituto Nacional, Antonio Skármeta fue profesor en Europa y Estados Unidos.
 Cordial y sumamente generoso, he tenido el placer de dialogar varias veces con mi admirado escritor amigo. Siguen dos preguntas.

       --¿Cómo nace, crece y germina una obra en tu imaginación? ¿Puedes contarnos algo de tu método de trabajo?
       --Cuando escribo sigo más o menos el mismo procedimiento. Cuando era joven tenía otro tipo de trabajo. Ahora, normalmente, cuando escribo, hago una primera versión a la que llamo "magma". Ella es una escritura informe, emocional, llena de imágenes, donde voy buscando lo que quiero escribir. Tengo ciertas emociones, ciertos recuerdos, ciertos anhelos sobre los que discurro pero sin afinarlos, porque no quiero que nada intelectual intervenga en la primera etapa. Es una etapa de expresión emocional muy libre. Y allí, en ese magma, en esa materia, van surgiendo luego los núcleos de interés: una situación, un diálogo, un personaje, una frase. Y de pronto, cuando termino de escribirlo, entre esas muchísimas páginas, sé que tengo una novela. Y luego comienzo una escritura literaria, tratando de que todo aquello que fue confusión y búsqueda, tenga tersura y llegue al lector de una manera transparente; y procuro que tenga ritmo, que tenga gracia, y que emocione y entretenga. Ese es mi método.
           
          --¿Escribes a mano, a máquina o directamente en la computadora?
          --Escribo todo en la computadora. Muchos recomiendan que hay que tener una versión a mano, para después vendérsela a una biblioteca en Estados Unidos. (Sonríe) Donoso hacía eso...
           
         --¿La literatura nos ayuda a vivir mejor?
         --Muchísimo. Porque los lectores son siempre personas más sensibles, más amplias de criterio, más democráticas en su relación con los otros; y son más inspirados, tienen un verbo más cautivador y difícilmente aceptan la rutina de la vida. Por ello, están buscando aventuras de tipo espiritual o aventuras terrenas, y la literatura es tanto un modo de conocimiento de la realidad como una manera de crearse una vida. No aceptar la vida, sino inventársela.

sábado, 4 de febrero de 2017

Muerte en el Café Gijón



       El Cafe Gijón es un centro de la cultura y la literatura en Madrid desde su fundación, en 1888. Por sus salones han desfilado personalidades de las letras tan ilustres como Valle-Inclán, como Benito Perez Galdos y, entre tantos, el Premio Nobel Camilo José Cela o el famoso actor de cine, director y escritor Fernando Fernán Gómez, autor de “Las bicicletas son para el verano”.
            Varios escritores a lo largo del tiempo han escrito obras relacionadas con este emblemático café madrileño, en Paseo de Recoletos, 21. En total se han escrito  doce libros sobre el Cafe Gijón.
            Y bien, entre ellos, quiero mencionar mi novela "Muerte en el Cafe Gijón", que fue publicada aquí en Montevideo (por Ediciones de la Plaza) y en Madrid (Editorial Funambulista), edición ésta que desde hace apenas un mes se puede encontrar en las librerías de nuestro país.  
            En el restaurante de este elegante café madrileño se han colgado incontables cuadros con personalidades que han estado allí, como el novelista Arturo Pérez-Reverte, autor de “El capitán Alatriste”, entre tantos más, así como también se han encuadrado las tapas de los libros que mencionan al Gijón.
            Pues bien, entre las fotos de tantas plumas espléndidas del mundo de las letras españolas, está colgado el cuadro con la carátula de mi novela “Muerte en el Café Gijón”. La tapa de la edición montevideana, no la española. La foto de esta carátula fue tomada allí. La edición española muestra la atractiva fachada y los amplios ventanales del Café Gijón.
            Me siento muy honrado de ese cuadro, por cierto, mientras la novela sigue su camino.  Por cierto, para mí fue emocionante verlo colgado en una de las paredes de este templo literario, al que visito desde hace tantos años y al que siempre regreso.  
            Y bien, volviendo a mi novela, a quien quiera leer un comentario sobre ella (abundan en Google), para saber de qué trata y en la cual además uno de los protagonistas es Mario Vargas Llosa, les señalo dos, publicados en España. Uno de ellos,  del diario “La Vanguardia de Barcelona  que la eligió a fin del año de su edición madrileña como una de las seis novelas más destacadas editadas ese año en España. Y aquí están: