martes, 20 de noviembre de 2018



García Márquez, íntimo


García Márquez y su compadre Plinio Apuleyo Mendoza

  
            El periodista y novelista colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, fue desde su juventud amigo íntimo de Gabriel García Márquez, y padrino de los dos hijos del escritor. A su pluma debemos dos libros clásicos sobre García Márquez: los en “El olor de la guayaba y la  biografía del novelista “Gabo. Cartas y recuerdos”.
            Plinio y “Gabo” se conocieron en un café de Bogotá, veinteañeros, en una situación curiosa. García Márquez se sentó a la mesa que Plinio y un amigo compartían sin decir palabra y de inmediato pidió un “tinto” (un café) y dejó caer una mano bajo la espalda de la camarera.
            Plinio preguntó a su amigo quién era el joven que compartía la mesa; y le respondió: “Lástima, tiene talento. Pero es un caso absolutamente perdido”.
            Esta anécdota me la contó Plinio Apuleyo Mendoza, a quien conozco desde hace tiempo; nos hemos encontrado muchas veces en Albarracín, en Madrid, e incluso en su visita a Montevideo presentó un libro mío.
            Cuando Plinio Apuleyo Mendoza vivía en París, pocos años después de aquel episodio en el café, reencontró a “Gabo”, corresponsal del diario “El espectador”, pero sin trabajo. Esa Navidad de 1955, Plinio lo llevó a casa de unos amigos suyos; al retirarse, en la calle, “Gabo” vio por primera vez la nieve, y Plinio lo vio en su esencia, dice él, jugando como un niño en la nieve.
            “Gabo” volvió al periodismo en Bogotá. Y comenzó a publicar sus primeros libros, que recogieron muchos elogios pero tuvieron pocas ventas. Gracias a Plinio ingresó, luego, en Prensa Latina, agencia cubana. Plinio lo envió (para no ir él, me lo dijo) a Nueva York. Posteriormente, ambos renunciaron. Plinio, porque rompió con el régimen de Fidel Castro; y “Gabo” por solidaridad con su amigo bogotano. Y se fue a ómnibus desde Estados Unidos a Mexico, con su esposa y sus dos pequeños hijos.
            Y entonces escribió “Cien años de soledad”, y llegó la fama.
         En 1982 ganó el Premio Nobel de Literatura. Plinio y sus amigos fueron con él, a Estocolmo. Cuenta Plinio que “Gabo” vistió ropa interior térmica para usar un “liquiliqui” en la ceremonia del Nobel.
        Su vida cambió mucho tras el galardón, cuenta Plinio Apuleyo Mendoza.  Visitaba gente artistas, a los hermanos Castro en Cuba,  y a hombres muy ricos que lo invitaban siempre a sus regias mansiones.
       García Márquez le agradeció a Plinio haber escrito este libro, contando las historias íntimas del Nobel. Se publicó en 2013, un año antes del adiós a todos del creador de “Cien años de soledad”.