Recuerdos de Malraux
El
pasado viernes se cumplió un nuevo año del adiós a todos de André Malraux, el
23 de noviembre de 1976, a los 75 años,
Su
inteligencia se unió con su sentido triunfal y produjo algunas de las obras más
trascendentes de la literatura del siglo veinte, como su célebre novela “La condición humana” (Premio Goncourt
1933), el tratado de historia y filosofía del arte “Las voces del silencio” y sus memorias, tituladas “Antimemorias”.
El general De Gaulle y Malraux no se conocieron en las refriegas de ningún combate, sino en un cine. Asistían a la exhibición de "Napoleón", película de Abel Gance, en 1936. Nueve años más tarde, Malraux recibió la visita de un colaborador del general De Gaulle, quien le dijo: "El general De Gaulle me pide que le pregunte en nombre de Francia si quisiera ayudarle".
El general De Gaulle y Malraux no se conocieron en las refriegas de ningún combate, sino en un cine. Asistían a la exhibición de "Napoleón", película de Abel Gance, en 1936. Nueve años más tarde, Malraux recibió la visita de un colaborador del general De Gaulle, quien le dijo: "El general De Gaulle me pide que le pregunte en nombre de Francia si quisiera ayudarle".
La
respuesta fue: "Eso ni se
pregunta". E integró el gabinete cultural.
De Gaulle fue encargado de formar un gobierno tripartito. Y Malraux formó parte como ministro de Información, asumiendo la responsabilidad de ser portavoz de De Gaulle. Muchos años después, sería su ministro de Cultura; y se marcharon juntos cuando entendieron que había llegado el momento. En “La hoguera de encinas”, Malraux recogió sus diálogos con de Gaulle, en Colombey.
Fascinado por la metafísica cristiana y por la santidad, fue un obsesionado por Bernard de Claivaux y por San Francisco de Asís.
Realista de lo imaginario, aventurero metafísico, tras
los tiempos de la aventura inauguró el de la memoria. Quiso la gloria, y la
conquistó.De Gaulle fue encargado de formar un gobierno tripartito. Y Malraux formó parte como ministro de Información, asumiendo la responsabilidad de ser portavoz de De Gaulle. Muchos años después, sería su ministro de Cultura; y se marcharon juntos cuando entendieron que había llegado el momento. En “La hoguera de encinas”, Malraux recogió sus diálogos con de Gaulle, en Colombey.
Fascinado por la metafísica cristiana y por la santidad, fue un obsesionado por Bernard de Claivaux y por San Francisco de Asís.