sábado, 23 de diciembre de 2017

La mejor de las noches



 Es la Nochebuena, que por algo se llama así, y mañana es Navidad.
 Resuenan, ya, villancicos en el aire, y lo hacen con sus canciones sencillas y poéticas, esas que se cantan desde siempre, desde los “días azules” como los llamaba Antonio Machado, que y dicen cosas así: "En el portal de Belén hacen lumbre los pastores/ para calentar al Niño que ha nacido entre las flores...". O bien, aquél, cuyas palabras fluyen, repicantes van cantando así:  "La Virgen se está peinando entre cortina y cortina/ los cabellos son de oro y el peine de plata fina./ La Virgen está lavando y tendiendo en el romero/ los angelitos cantando y el romero floreciendo./ La Virgen está lavando con un poquito jabón/ se le picaron las manos, manos de mi corazón..."
                  Pensamos en algunas flaquezas y en alegrías verdaderas y, en fin, pensamos que somos la hierba más débil y la criatura más fuerte.
              Pero llega la Nochebuena y nos vamos preparando para recibirla, con el alma reluciente y con nuestra mejor sonrisa. Mirando hacia nosotros y sobre todo hacia los otros, dispuestos a peinar nuevos sueños y esperanzas. Y es así que besamos mejillas queridas para recibir una ofrenda semejante.
             En la cena de la Nochebuena festejamos el nacimiento del Niño de Belén. Infinito, para compartir con todos. He ahí su simbolismo. Todo nacimiento es motivo de alegría, porque da cabida a la vida y a su hermana gemela, la esperanza. Es una alegría que tiene conciencia de su milagro, y reaviva el milagro de vivir.
La Nochebuena nos atañe a todos, porque Dios no puso límites. Esta certeza es esencial. Esta certidumbre es la que nos permite mirar hacia adentro, procurando encontrar un huequito de luz, para retemplar el corazón, nos ilumina para permitirnos mirar a lo lejos y más alto.
               Por cosas como ésta,  comamos y bebamos en paz con los nuestros, y levantemos con alegría una copa para que podamos escuchar  al  ruiseñor anunciando el nacimiento en el preciso momento en por el cielo cruza esa "estrella que se ha perdido y en su rostro resplandece".
               No olvidemos que en la primera Nochebuena los ángeles desearon la paz a los hombres de buena voluntad. Vamos a desearla, también nosotros, en ésta, la mejor de cuantas noches han sido.
                ¡Feliz Navidad!