Recordando a Rodó, en su centenario
Hace
cien años murió en Sicilia, el ilustre intelectual José Enrique Rodó, periodista,
político y escritor. Un maestro de las letras, que nos ha dejado libros
clásicos como “Ariel” y “Motivos
de Proteo”.
Escribí,
hace unos años, un cuento titulado “Morir
en Sicilia”, sobre los últimos días de Rodó en Palermo, donde falleció a
los 45 años, cuando realizaba una extensa gira europea. Ese cuento se publicó,
no mucho después, en mi libro de relatos titulado, justamente, “Morir en Sicilia”, que fue publicado en
España por Ediciones Bassarai, en el 2005.
Y
sigo. En uno de mis muchos diálogos con Mario Vargas Llosa, hablando de
escritores comprometidos por su tiempo, le pregunté por José Enrique Rodó. Y esas palabras del Nobel literario de 2010,
quiero hoy compartir con los lectores.
Este
juicio de Mario Vargas Llosa figura en un artículo extenso (donde habla además
de Jean Paul Sartre y de André Malraux), publicado la pasada semana (el jueves
6 de julio) por el semanario Voces.
Como
homenaje al centenario del adiós del maestro Rodó, siguen entonces las palabras de Mario Vargas Llosa:
“Yo tengo mucha admiración por Rodó. Yo creo que fue un gran
prosista, en primer lugar, y luego un pensador generoso, que tuvo una visión
idealista de América. Seguramente, su visión está muy condicionada, en parte,
por mitos de la época.
Pero
su idealismo, su fe en los grandes valores, su creencia en la cultura como un
instrumento civilizador, modernizador, que crea una comunidad espiritual más
importante que aquellas que marcan las fronteras, y su visión profundamente
americanista, ello, me parece que sigue siendo muy válido.
Por otra parte, hay que destacar los aspectos
puramente literarios, de la prosa y de la cultura de Rodó”.