Albert Camus y sus dos visitas
a Montevideo
Albert
Camus, Premio Nobel de literatura a los 44 años, viajó dos veces a Montevideo.
Y escribió de esas visitas en sus “Diarios
de viaje”.
Nacido
en Mondovi, en 1913, hijo de un obrero y una mujer analfabeta, Catherine Sintes (que fue esencial en su vida), murió muy joven, el 4 de enero de 1960, en un accidente de auto. En su abrigo encontraron luego un billete de
tren para ese día.
En
1940 se fue a Marsella, llevando los manuscritos de “El extranjero” y de “Calígula”. Luego, en París, se enroló
en la Resistencia. Al
terminar la guerra, fue condecorado.
Pero vayamos unos cuantos años atrás, hacia el año
1949, cuando desde Buenos Aires llegó a nuestra ciudad. El 11 de agosto de 1949 dice: Me
levanto temprano y escribo unas cartas. Luego, como sigo sin noticias de mis
protectores naturales, voy a visitar Montevideo en un hermoso día gélido. La
punta de la ciudad se baña en las aguas amarillas del río de la Plata. Aireada ,
regular, Montevideo se halla rodeada por un collar de playas y un bulevar
marítimo que me parecen bellos. Hay una prestancia en esta ciudad, en la que
parece ser más fácil vivir que en otras que ví hasta ahora. Mimosas en los
barrios ajardinados, y palmeras que me recuerdan a Menton. Aliviado también por
estar en un país de lengua española".
Esa
misma noche Albert Camus retornó a Buenos Aires. Después viajó a Chile. Y el 19
de agosto de 1949, volvió a Montevideo. Escribió, al día siguiente: "A las once, primera conferencia en la
sala de la
Universidad. En medio de la conferencia, un curioso personaje
entra en la sala. Una capa, la barba corta, los ojos negros. Se instala al
fondo, de pie, abre ostensiblemente una revista y la lee. De cuando en cuando,
tose muy fuerte. Este, al menos, pone algo de vida en el anfiteatro".
Evocó,
asimismo, un encuentro muy especial: "Un
momento con José Bergamín, fino, marcado, con la cara envejecida de intelectual
español. No quiere elegir entre el catolicismo y comunismo mientras la guerra
de España no haya terminado. Un hipotenso cuya energía no es más que
espiritual. Me gusta esa clase de hombres". Y agrega: "Después de la conferencia, salgo a
pasear con Bergamín. Aterrizamos en un café populoso. Él duda de la eficacia de
lo que está haciendo".
Observaciones
sobre Montevideo, en frases breves: "La
tarde es suave, rápida, un poco tierna. Este país es fácil y bello".
Y,
por cierto, conoció aquí a Susana Soca, personalidad destacada de la cultura
uruguaya y, naturalmente, una de sus anfitrionas. Veamos un apunte sobre de
Camus: "Después, cena en casa de
Suzannah Soca. Un montón de mujeres de mundo que, después del tercer whisky, se
ponen insoportables... Propongo a la agregada cultural que se venga a beber una
copa conmigo... La noche es dulce en Montevideo. Un cielo puro, el crujir de
las palmas secas encima de la plaza Constitución, vuelos de palomas, blancos,
en el cielo negro".
El 21 de
agosto de 1949 se fue de Montevideo, y dejó escritas estas palabras: "... el avión abandona el terreno a las once. Bajo un cielo tierno, aireado,
nuboso, Montevideo expone sus playas --ciudad encantadora-- donde todo invita a
la felicidad y a la felicidad sin preocupaciones de la mente".