domingo, 4 de diciembre de 2016

"Il postino" de Neruda

 Il  postino” de Neruda

   
         En Nueva York, interpretada por un elenco chicano, vi hace años la pieza teatral titulada “Ardiente paciencia”, de Antonio Skármeta, el gran escritor chileno, y que luego se convirtió en la novela “El cartero de Neruda” y después pasó al cine en la hermosa película titulada “Il Postino”, que mereció veinticinco premios internacionales.
         Su personaje central, Mario, el cartero, se convirtió en una celebridad. 
       Era un muchacho sin lecturas, un poco haragán,  un poco torpe, hasta que un buen día obtuvo un modesto trabajo. Cartero.
       Debía llevar diariamente en su vieja y pesada bicicleta la abundante correspondencia que recibía nada menos que el ilustre poeta Pablo Neruda.
          Iba y venía, pedaleando, hasta la casona del solitario poeta, quien poco a poco comenzó a sentir afecto por su cartero personal. Luego dialogaron y el famoso poeta siempre respondió en charlas entrecortadas las ingenuas preguntas de su cartero.
          Mario estaba enamorado de una chica que, como corresponde, no le correspondía.  Ella se llamaba Beatriz, por cierto.
           Y así van sucediéndose los días, que unos tras otros son la vida. Y las metáforas, también, porque don Pablo, el poeta se las explica a su cartero y éste intenta modelar unos versos.
     Quien conoce mejor que nadie la historia de Mario (un poco melancólica, tristona y envolvente) es mi admirado amigo Antonio Skármeta, quien la escribió bellamente. Recuerdo que una tarde le conté aquella versión teatral neoryokina. En ella, al final, moría el poeta y Mario lo sobrevivía, acongojado. En la película “Il Postino”, quien se despide de todos es el cartero, y Neruda lo recuerda escuchando las voces secretas del ondulado mar bajo un vasto espejo azul.
           ¿Cómo iba a poder  resistir alguien tan puro, tímido y fugitivo, tanto tiempo, y con una bicicleta, en este mundo de armaduras?
         Así es esta historia de ilusiones y esperanzas que, tras el adiós del cartero, queda clavada en el corazón de todos los lectores y de cuantos vieron la película inolvidable que lo recrea.
            Una pieza teatral, una novela y un  film maravillosos. 
            ¡Gracias, Antonio!