sábado, 21 de mayo de 2016

Encuentros con Vargas Llosa
                    

    
      La cena de homenaje a Mario Vargas Llosa con motivo de sus 80 años,  en Madrid,  fue motivo de alegrías para mí. A ella le siguieron, los dos días siguientes, diversos actos en Casa de las Américas, con participación de personalidades del mundo cultural y político internacional. Allí estuve con Juan Cruz, con Plinio Apuleyo Mendoza, con Juanjo Armas Marcelo (presidente de la Cátedra Vargas Llosa y organizador de este evento), con Fernando Iwasaki y tantos novelistas más.
      También se dio a conocer el libro “Ideas en libertad”, con ochenta ensayos de escritores del ancho mundo, amigos del homenajeado y centrado en  sus aportes culturales.  Mi artículo para este libro se titula “El escritor como personaje de ficción”, y en él escribo sobre cómo y por qué convertí en personaje de mi novela “Muerte en el Café Gijón” al propio Vargas Llosa.
      También puedo contarles una anécdota singular. Mario Vargas Llosa había extraviado la carta con saludos del rey, que le habían entregado unos minutos después de que yo le diera mi libro “Conversación con las catedrales. Encuentros con Vargas Llosa y Borges” (publicado en Madrid por Editorial Funambulista). Yo estaba acompañado por Armas Marcelo. Fue en el primero de los actos culturales, al día siguiente de la cena. Esa misma noche, a las 23 horas, Vargas Llosa se lo hizo saber a Armas Marcelo. Al día siguiente, por la mañana le llamó para decirle que había encontrado la carta. Me lo comentó Armas Marcelo quien me dijo que estaba dentro de mi libro. Y luego lo hizo el propio Vargas Llosa, antes de que comenzaran los actos de  la segunda tarde de homenajes.
      También me dijo que leyendo mi libro  (donde encontró la carta) vio que, entre las numerosas entrevistas que yo había publicado en ese volumen, “había algunas de las primeras que me hiciste, hace tantos años, que más vale no decirlos”.
      Pues bien, seguidamente, he copiado aquí sólo tres de sus respuestas sobre el arte de escribir, de una de esas antiguas entrevistas al Nobel literario.
        Aquí están  mis preguntas y sus respuestas.   
        ¿Dónde está el origen de la vocación por la literatura?
       --Yo creo que el origen tiene que ver con nuestros sueños, tiene que ver con experiencias claves que te van marcando y te van orientando hacia un determinado sendero. En la literatura, creo que es fundamental la importancia del descubrimiento del poder de la fantasía, de poder vivir otras vidas y ensanchar de esa manera el mundo. Los libros primeros, aquellos que incitaron más nuestra imaginación, nos ayudaron seguramente a inventar nuestras propias historias. Es muy importante el engolosinamiento por el lenguaje, por las palabras, por el valor y la música de la palabra. Yo no creo que haya una sola explicación, una sola fórmula para decir de qué manera nace una vocación por la literatura, pero seguramente debe estar por allí. En mi caso, creo que todo empezó cuando comencé a leer y a soñar con los ojos abiertos.
       --¿Y cuál es el papel de la cultura y las ideas en ese mundo de sueños de  ojos abiertos?
       --Las culturas, las ideas, las artes, son ingrediente fundamentales de la vida, y es gracias a ellos que nosotros nos podemos defender de la vida rutinaria, del tedio y encontrar en ellos un escudo contra el dolor. Por eso tiene mucha importancia dentro de una novela.
       --¿Es difícil conciliar, el hecho de soñar y el  de vivir en el mundo real?
     --Uno puede soñar, llenar los vacíos, las deficiencias. Siempre hay un abismo entre la realidad y el deseo. Y bien, ese abismo lo podemos llenar solamente utilizando el sueño, la fantasía, las artes, la literatura. Y es por ello, precisamente, que la cultura constituye un ingrediente central en la vida del hombre. Por ello existe la literatura, en definitiva.
     Fue, pues, este tan reciente, un reencuentro con muchos momentos emotivos con el generoso y cordial amigo de tantos años.