Encuentros con Vargas Llosa
La cena de
homenaje a Mario Vargas Llosa con motivo de sus 80 años, en Madrid,
fue motivo de alegrías para mí. A ella le siguieron, los dos días
siguientes, diversos actos en Casa de las Américas, con participación de
personalidades del mundo cultural y político internacional. Allí estuve con
Juan Cruz, con Plinio Apuleyo Mendoza, con
Juanjo Armas Marcelo (presidente de la Cátedra Vargas Llosa y
organizador de este evento), con Fernando Iwasaki y tantos novelistas más.
También se dio a conocer el libro “Ideas en libertad”, con ochenta ensayos
de escritores del ancho mundo, amigos del homenajeado y centrado en sus aportes culturales. Mi artículo para este libro se titula “El escritor como personaje de ficción”, y
en él escribo sobre cómo y por qué convertí en personaje de mi novela “Muerte en el Café Gijón” al propio
Vargas Llosa.
También puedo contarles una anécdota
singular. Mario Vargas Llosa había extraviado la carta con saludos del rey, que
le habían entregado unos minutos después de que yo le diera mi libro “Conversación con las catedrales. Encuentros
con Vargas Llosa y Borges” (publicado en Madrid por Editorial Funambulista).
Yo estaba acompañado por Armas Marcelo. Fue en el primero de los actos
culturales, al día siguiente de la cena. Esa misma noche, a las 23 horas,
Vargas Llosa se lo hizo saber a Armas Marcelo. Al día siguiente, por la mañana
le llamó para decirle que había encontrado la carta. Me lo comentó Armas
Marcelo quien me dijo que estaba dentro de mi libro. Y luego lo hizo el propio
Vargas Llosa, antes de que comenzaran los actos de la segunda tarde de homenajes.
También me dijo que leyendo mi libro (donde encontró la carta) vio que, entre las
numerosas entrevistas que yo había publicado en ese volumen, “había algunas de las primeras que me
hiciste, hace tantos años, que más vale no decirlos”.
Pues bien, seguidamente, he copiado
aquí sólo tres de sus respuestas sobre el arte de escribir, de una de esas
antiguas entrevistas al Nobel literario.
Aquí están mis preguntas y sus respuestas.
¿Dónde está el origen
de la vocación por la literatura?
--Yo creo que el origen tiene que ver con
nuestros sueños, tiene que ver con experiencias claves que te van marcando y te
van orientando hacia un determinado sendero. En la literatura, creo que es
fundamental la importancia del descubrimiento del poder de la fantasía, de
poder vivir otras vidas y ensanchar de esa manera el mundo. Los libros
primeros, aquellos que incitaron más nuestra imaginación, nos ayudaron
seguramente a inventar nuestras propias historias. Es muy importante el
engolosinamiento por el lenguaje, por las palabras, por el valor y la música de
la palabra. Yo no creo que haya una sola explicación, una sola fórmula para
decir de qué manera nace una vocación por la literatura, pero seguramente debe
estar por allí. En mi caso, creo que todo empezó cuando comencé a leer y a
soñar con los ojos abiertos.
--¿Y cuál es el papel de la cultura y las ideas
en ese mundo de sueños de ojos abiertos?
--Las culturas, las ideas, las artes, son
ingrediente fundamentales de la vida, y es gracias a ellos que nosotros nos
podemos defender de la vida rutinaria, del tedio y encontrar en ellos un escudo
contra el dolor. Por eso tiene mucha importancia dentro de una novela.
--¿Es
difícil conciliar, el hecho de soñar y el
de vivir en el mundo real?
--Uno puede soñar, llenar los vacíos, las
deficiencias. Siempre hay un abismo entre la realidad y el deseo. Y bien, ese
abismo lo podemos llenar solamente utilizando el sueño, la fantasía, las artes,
la literatura. Y es por ello, precisamente, que la cultura constituye un
ingrediente central en la vida del hombre. Por ello existe la literatura, en
definitiva.
Fue, pues,
este tan reciente, un reencuentro con muchos momentos emotivos con el generoso
y cordial amigo de tantos años.