Mi novela sobre el Café Gijón en Madrid
Me emocionó ver
la tapa de mi novela “Muerte en el Café
Gijón” en un cuadro colgado en una de las paredes del restaurante de este emblemático
café, en Paseo de Recoletos, que es
desde su fundación en 1899 un auténtico centro
de la literatura española. Aquí venían a pasar sus tardes enteras bebiendo café
en sus mesas escritores como Valle-Inclán, Perez Galdos, el Premio Nobel Camilo
José Cela, Fernando Fernán Gómez (autor de “Las
bicicletas son para el verano”) y,
entre tantos más, Francisco Umbral, autor "La noche que llegué al Cafe
Gijón". Y esta costumbre se mantiene incambiada así que pasen los
años.
Hay acaso una
docena de libros directamente vinculados con este emblemático café, y en esa
lista está mi novela "Muerte en el
Cafe Gijón", publicada en 2010 por Ediciones de la Plaza, aquí en
Montevideo, y en 2012 por la Editorial Funambulista, en Madrid.
En el restaurante
de este elegante café se han ido colgando, desde hace mucho tiempo, cuadros de
personalidades vinculadas a él, como los
mencionados, y hoy como el novelista y académico Arturo Pérez-Reverte, autor de
“El capitán Alatriste”, o el novelista Raúl Guerra Garrido (Premio
Nacional de Literatura de España), a cuya pluma debemos “La mar es mala mujer”, llevada a la pantalla grande, “El que
sueña novela” y, entre tantos más, su celebrado libro “La Gran Vía es New York”.
Precisamente mis
amigos Raúl Guerra Garrido y el poeta y periodista bilbaíno Germán Yanke, presentaron
en Madrid la edición española de “Muerte en el Café Gijón”. El acto fue en
la librería “La buena vida”, de Jesús
Trueba, hermano del director de cine Fernando Trueba (ganador del Oscar a la
mejor película extranjera por “Belle
Epoque”) y del escritor y cineasta Daniel Trueba.
Recuerdo que
Fernando Trueba, sentado en primera fila en el acto de presentación, antes de
marcharse con un ejemplar de mi novela, me hizo varias preguntas, todas ellas
relacionadas con la importancia visual de las tres ciudades donde ocurre la
historia, y que sólo conocía entonces por lo que habían dicho allí los presentadores
del libro. Anotó en una pequeña libreta mis respuestas. La importancia visual del Café Gijón, sustancial,
porque allí ocurre la escena clave de la novela. La importancia visual de París;
mucha, pues ocupa un capítulo de la vida del protagonista. La importancia
visual de Montevideo, de donde es oriundo el protagonista, intrascendente
porque desde aquí sólo le llegan cartas.
Vuelvo al pasado
mes de septiembre, cuando vi entre las fotos de tantas plumas espléndidas de
las letras españolas, el cuadro con la tapa de mi novela. En la carátula de
esta edición de “Muerte en el Café Gijón”,
publicada en Montevideo, vemos sobre una mesa un pocillo de café del Gijón, una
hoja y un lapicero. Fue tomada allí, para esta edición. La carátula de la
edición española muestra, en cambio, al Café Gijón desde la calle.
Gracias a la
edición española, mi novela fue elegida por “La Vanguardia” de Barcelona (en diciembre de 2012) como una de las
más destacadas de ese año, junto a otras de Andrea Camilleri, Lorenzo Silva y
Michael Connelly, y por este motivo las sugerían como regalos especiales para
esa Navidad.
El autor de “Aquellos bohemios del Café Gijón”, José Bárcenas, que es además director
de relaciones públicas de este célebre café, me dedicó un ejemplar de su libro,
y escribió en él que ya formo parte de la historia de ese templo literario. Me
siento encantado, por cierto, y esperando volver pronto a este café que visito desde hace tantos años.