viernes, 6 de noviembre de 2015

Bioy Casares en la intimidad

            El escritor argentino Jorge Torres Zavaleta es autor de una vasta obra literaria, que ha merecido numerosos galardones. Ha sido profesor y dictado seminarios. Cabe mencionar su reciente libro de cuentos “El borde peligroso”, los relatos reunidos en “Cazar un tigre”, las novelas “El verano del sol quieto” y “La noche que me quieras”, la trilogía “Campos salvajes” situada en 1870, y, entre otros,  “Bioy Casares o la isla de la conciencia”, un espléndido retrato del ilustre autor argentino ganador del Premio Cervantes. Sobre este libro, reciente también,  hemos dialogado.
            --¿Cómo definirías a Bioy Casares, con quien tuviste una larga amistad?
           Me parece que Bioy era, ante todo, una persona reflexiva que había logrado domar una impulsiva imaginación surrealista para ponerla al servicio de una gran habilidad para diseñar historias fantásticas. Creo que era un maestro en cuanto a la construcción de argumentos, que algunos de sus cuentos están entre los mejores del siglo XX en cualquier idioma y que de poco consiguió domar un estilo que le entorpeció las primeras obras.
            --¿Y cómo era personalmente?
             Personalmente era hombre de una gran cortesía y amabilidad, que sin embargo no traicionaba sus ideas por coincidir en el instante con el otro. Tenía mucho encanto y se ocupaba de procurar una especie de acuerdo que resultaba muy estimulante. Su conversación era brillante, con salidas muy simpáticas. A mí me resultaba estimulante su trato y charlé mucho con él. Estas charlas del libro “Bioy Casares o la isla de la conciencia” son un reflejo de aquella época y de mi relación con él a través del tiempo.
            --¿Cómo nació tu relación con Bioy Casares?
            --Nos mudamos de una casa en Palermo Chico a un departamento muy grande en Posadas 1650. Ese edificio era de las hermanas Ocampo. Nos instalamos en el primer piso y en el quinto vivían los Bioy. Yo tenía dieciocho años. Esa etapa duró hasta mis veinticinco años, fue una de las más estimulantes de mi vida.
            --Influyeron en tu obra literaria Bioy Casares y su amigo, y tuyo, Borges?
            --En cuanto al estilo yo creo que tanto Bioy como Borges influyeron, por suerte, en mi estilo, no en cuanto a los temas. Me di cuenta que cada palabra debía valer por sí misma y por su ubicación en la frase y me convertí en un gran corrector de mí mismo. Bioy me resultaba admirable como escritor y arquitecto de historias, pero a la vez no me parecía lo suficientemente vívido.

            --¿Cómo era la relación amistosa y literaria de Bioy Casares y  Borges?
            --
Al principio de  la relación Borges fue el maestro pero después, al convertirse a un estilo más llano, Bioy influyó en Borges. En ese sentido Bioy influyó más en Borges que Borges en Bioy. Recuerdo que en un taller literario a Bioy le preguntaron con mucha timidez: señor Bioy, usted que es un elegido… y él respondió “no, yo no soy un elegido, yo me elegí a mí mismo”. Yo creo que eso es algo que todos podemos hacer, que está en nosotros y que para elegirnos y para que la elección sea válida debemos buscar, a la vez, la lucidez y la humildad.