Saint Exupery voló a su leyenda
Hace
74 años se publicó la primera edición de “El
principito”, el libro más difundido después de la Biblia y el Corán. El autor
lo dio a conocer en Nueva York, en inglés, y ha vendido más de 145 millones de
ejemplares, traducido a 230 lenguas y dialectos.
¿Y su
creador? Voló a su leyenda el 31 de julio de 1944. Ese día, Antoine de Saint
Exupéry, quien había participado en
diversas misiones en aviones, en la Segunda Guerra Mundial, debía sobrevolar en un
avión adaptado para tomar fotografías aéreas, el sur de Francia, ocupada por
tropas alemanas, para preparar el desembarco aliado.
A las
8.45 levantó el vuelo desde Córcega; a las 10.30 ya había desaparecido de los
radares de la Resistencia
en el Mediterráneo. Su avión (Lightning P38) comenzaba a mezclarse en el
espacio con su personaje más entrañable: “le petit prince”.
Y no
regresó nunca. En un memorable artículo necrológico, Henry Bordeaux,
despidiéndolo, dijo que aquel vuelo fue: “una muerte ascendente, un verdadero
despegue”.
En el
número 8 de la calle Alphonse Fochier, en Lyon, hay una placa oval que informa:
“Aquí nació Antoine de Saint Exupéry, el
29 de junio de 1900”. Sus padres fueron el conde Jean de Saint Exupéry y
Marie Boyer de Fonscolombe. Antoine quedó huérfano de padre a los cuatro años.
Cursó estudios en la
Escuela Naval , pero no los terminó; hizo el servicio militar
en la aviación, obteniendo el título de piloto aviador.
Ingresó
en la Compañía
Latécoère (que más tarde sería “Air France”) y, posteriormente, fue destinado a Cabo Juby.
Designado en Buenos Aires director de la compañía “Aeroporta Argentina”, estableció la comunicación aérea entre
Buenos Aires y la
Patagonia. Luego , como
piloto de pruebas, llevó a cabo raids aéreos como el París/Saigón y el de Nueva
York/Tierra del Fuego.
Saint Exupery escribió
su primer libro, “Correo del sur”, en 1929. Y la fama le llegó en 1931 con la
novela “Vuelo nocturno”, prologada
por André Gide, ganadora del Premio Femina. Ese mismo año se casó con Consuelo
Suncín Sandoval, una mujer viuda, de famosa belleza, quien había estado casada
con el notorio periodista Enrique Gómez Carrillo. Ella heredó propiedades en
París, Niza y en la
Argentina , donde se conocieron.
Y en cuanto a “El principito”, como bien lo saben mis
lectores, no es olvidado nunca por quien recorrió sus páginas. Y sigue siendo
así. Tal vez exista una explicación para
estos recuerdos que vuelven a nosotros cuando, con el libro en las manos,
sentimos una mano niña en nuestro corazón. Acaso entonces pensamos, como “El principito”, que: "las personas grandes nunca comprenden nada
por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez
explicaciones".