domingo, 12 de noviembre de 2017

Saint Exupery voló a su leyenda



Hace 74 años se publicó la primera edición de “El principito, el libro más difundido después de la Biblia y el Corán. El autor lo dio a conocer en Nueva York, en inglés, y ha vendido más de 145 millones de ejemplares, traducido a 230 lenguas y dialectos.
¿Y su creador? Voló a su leyenda el 31 de julio de 1944. Ese día, Antoine de Saint Exupéry,  quien había participado en diversas misiones en aviones, en la Segunda Guerra Mundial, debía sobrevolar en un avión adaptado para tomar fotografías aéreas, el sur de Francia, ocupada por tropas alemanas, para preparar el desembarco aliado. 
A las 8.45 levantó el vuelo desde Córcega; a las 10.30 ya había desaparecido de los radares de la Resistencia en el Mediterráneo. Su avión (Lightning P38) comenzaba a mezclarse en el espacio con su personaje más entrañable:  “le petit prince”.
Y no regresó nunca. En un memorable artículo necrológico, Henry Bordeaux, despidiéndolo, dijo que aquel vuelo fue: “una muerte ascendente, un verdadero despegue”.
En el número 8 de la calle Alphonse Fochier, en Lyon, hay una placa oval que informa: “Aquí nació Antoine de Saint Exupéry, el 29 de junio de 1900”. Sus padres fueron el conde Jean de Saint Exupéry y Marie Boyer de Fonscolombe. Antoine quedó huérfano de padre a los cuatro años. Cursó estudios en la Escuela Naval, pero no los terminó; hizo el servicio militar en la aviación, obteniendo el título de piloto aviador.
Ingresó en la Compañía Latécoère (que más tarde sería “Air France”) y, posteriormente, fue destinado a Cabo Juby. Designado en Buenos Aires director de la compañía “Aeroporta Argentina”, estableció la comunicación aérea entre Buenos Aires y la Patagonia.  Luego, como piloto de pruebas, llevó a cabo raids aéreos como el París/Saigón y el de Nueva York/Tierra del Fuego.
Saint Exupery escribió su primer libro, “Correo del sur”, en 1929. Y la fama le llegó en 1931 con la novela “Vuelo nocturno”, prologada por André Gide, ganadora del Premio Femina. Ese mismo año se casó con Consuelo Suncín Sandoval, una mujer viuda, de famosa belleza, quien había estado casada con el notorio periodista Enrique Gómez Carrillo. Ella heredó propiedades en París, Niza y en la Argentina, donde se conocieron.
              Y en cuanto a “El principito”, como bien lo saben mis lectores, no es olvidado nunca por quien recorrió sus páginas. Y sigue siendo así. Tal vez  exista una explicación para estos recuerdos que vuelven a nosotros cuando, con el libro en las manos, sentimos una mano niña en nuestro corazón. Acaso entonces pensamos, como “El principito”, que: "las personas grandes nunca comprenden nada por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones".