Preguntas a
Adolfo Bioy Casares
Este
artículo se publicó en la revista española Las dos
Castillas.net y quien desee leerlo puede hacerlo haciendo clic aquí.
Conocí a Adolfo Bioy Casares y conversamos en varias
oportunidades. En su Buenos aires y en mi Montevideo. Una vez le hicieron un
homenaje, por el Premio Cervantes, y viajó a Montevideo, y en el almuerzo me
sentaron junto a él. Recuerdo que se quitó un sweter porque los demás estaban
muy elegantes y como no sabía qué hacer con él, me lo dio. Lo dejé en el
respaldo de mi silla. Al despedirse, tras ese almuerzo y unos discursos, se
marchó. De pronto vi el sweter y lo llamé y se lo alcancé. Tiempo después, con
este detalle, y Bioy de protagonista secundario, escribí un cuento que no leyó.
Pero, hablando de la escritura y sus secretos en
literatura, transcribo algunas de mis preguntas y sus respuestas.
Le pregunté cómo se debía escribir y me contestó:
--Me parece que se
debe escribir con palabras sencillas, que el lector no diga qué inteligente que
es este autor, qué culto. No, eso no. Lo bueno es que lea el libro sin notarlo,
que lo haga naturalmente y que entienda lo que uno dijo y nada más.
--¿Y qué es un escritor?
--Un escritor es
una especie de remendón que hace todo el trabajo. Haciéndolo mal, primero, y
matándose para hacer bien, después. Corrigiendo, leyendo buenos autores,
tratando de no leer malos libros nunca. Y así se hace un escritor.
--¿Cómo influye un buen libro?
--Cuando usted lee
un libro bueno va a sentir que puede escribir como él. Y cuando lee un libro
malísimo va a sentir que puede escribir como él, pero eso va a pasar enseguida.
Pero si uno no sabe cuando un libro es malo, no puede escribir. Uno se va dando
cuenta paso a paso: si un individuo está diciendo idioteces, descuente que el
libro es malo. Si lo que está diciendo está bien y parece razonable, bueno,
entonces está un poco mejor.
Le pregunté por sus
cuentos fantásticos.
--Naturalmente que
el “yo” de mis cuentos no soy yo; y las ideas fantásticas no son mi vida. No sé
por qué se me ocurren siempre cuentos fantásticos, aunque no crea que me gusta
más la literatura fantástica que la otra...
--¿Y una vez que los escribió?
--Bueno, yo no
estoy interesado en ellos porque han salido de mi esquema. Pero me gustaría
sentirlos más ajenos aún, porque al corregir las pruebas, por ejemplo, veo
todas mis manías, todas mis costumbres, y yo creo que estoy escribiendo una
cosa nueva y veo que la había escrito ahí... Eso de genio y figura hasta la sepultura, es
la pura verdad.