domingo, 19 de junio de 2016

“Libro del mal de amor”

              


Fernando Iwasaki Cauti, egresado de la Universidad Católica del Perú y doctorado en Historia por la Universidad de Sevilla, escritor e historiador, nació en Lima en 1961 y vive en Sevilla. Es crítico literario de ABC.  Su obra, vasta y riquísima, muy elogiada.
Entre sus libros podemos mencionar los ensayos  de  “Inquisiciones peruanas”, “Descubrimiento de España” y “rePublicanos. Cuando dejamos de ser realistas” (Premio Algaba 2008), libros de cuentos como “A Troya, Helena” y “Helarte de amar”, y novelas como “Neguijón” y  “Libro del mal amor”.
            Fernando Iwasaki Cauti es el gran heredero de la tradición literaria del Premio Cervantes, Guillermo Cabrera Infante (quien prologó elogiosamente los ensayos de Iwasaki), y  lo hace evidente su obra. Como la novela titulada “Libro del mar amor”,  gracias a su esplendor verbal y  juegos con el lenguaje.
        Enhebra Iwasaki Cauti, aquí, las malandanzas amorosas de su personaje central en colegios limeños,  después como profesor y luego como becario en Sevilla.
        “He querido reunir diez de mis fracasos amorosos más espectaculares. Uno ha tenido muchos más, pero no hay que presumir”, escribe Iwasaki. Pues bien, cada capítulo corresponde a una de las tantas muchachas que conmovieron su corazón. Por ejemplo, Taís, compañera de colegio de su hermana, a la que amó en secreto todos los fines de semana, aunque “el único inconveniente era que ella no lo sabía”. Con ella bailó sin tregua a la espera de las melodías románticas y cuando éstas llegaron fue desplazado por un recién venido. Más adelante, por su amor a Carolina (“me conmueve recordar su radiante sonrisa, incendiada de rosas, más Boticelli que nunca”) se transforma en un estudiante  proclive a las revoluciones políticas. Tras el nuevo fracaso amoroso se enamora de Alicia, y comprende que: “por primera vez me estaba concediendo un papel de importancia en el largometraje de su vida, y procuré representarlo como si peleara el Oscar al mejor actor secundario”.
A esta altura,  sabía que si una chica pedía revolución, había que darle revolución, y si pedía rosario, darle rosario. Por ello cuando se acerca a Camilla le dice estas conmovedoras palabras: “Camille no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para casarme”. Y continuó.
Nuestro héroe se convierte en patinador, en cantor,  en lo que sea necesario. Y así, cuando Ana Lucía lo besa, dominado por un emocional delirio, piensa: “¿Me habré convertido en príncipe”.
Y de pronto se nos termina el libro. ¿Qué ha ocurrido? Los elogios que ha merecido de Vargas Llosa y Juan Manuel de la Prada, son acaso la explicación de esta lectura que se esfuma en un abrir y cerrar de ojos.
Sí, Fernando Iwasaki, quien sostiene que “desde que tuve mi primera experiencia textual estoy a favor del texto libre”, es un ejemplo de la mejor literatura de hoy.