El agente
secreto de Dios
Graham Greene: también
fue espía inglés en la Segunda Guerra
El 2 de octubre se cumplen 115 años
del nacimiento de Graham Greene, en Berkhamstead, Reino Unido, uno de los
mayores escritores del siglo pasado, creador del vasto mundo literario llamado “Greenlandia”, la tierra de Greene. Mereció la Orden de Mérito del Reino Unido.
Con el poemario “Abril
murmurante” debutó en la literatura a los 21 años. Luego se dedicó al
periodismo. Pero su primera novela, “Historia de una cobardía”, cambió su
vida. Elogiada por Aldoux Huxley y por la decisión de Jacques Maritain de
editarla en Francia, el éxito que alcanzó le permitió dejar de escribir en “The Times” para dedicarse al mundo
novelesco. Y así se convirtió en uno de los más grandes escritores del siglo
pasado. Durante 24 años fue candidato al Premio Nobel de Literatura, al igual
que Borges, pero a ninguno de los dos le fue concedido.
En cuanto a su vida hay que recordar
que Graham Greene fue durante la Segunda Guerra Mundial un espía
inglés, en Africa, al igual que varios de sus personajes novelescos. Y, tras esta
actividad al fin de la guerra, continuó escribiendo.
El
escritor dividía sus novelas en dos categorías: “entretenimientos” y novelas propiamente
dichas. En la primera categoría, combinaba retratos psicológicos con intrigas
policiales y espionaje, y el mejor ejemplo de ellas son, entre otras, las
novelas “El agente confidencial” y “Nuestro hombre en La Habana ”. En la segunda
categoría estaban sus celebradas novelas “El
poder y la gloria”, “El revés de la trama”, “El cónsul honorario” y “El factor
humano”, muchas de las cuales tuvieron posteriormente sus versiones
cinematográficas.
El escritor inglés Martin
Amis, quien lo conoció y entrevistó a Graham Greene, un cercano amigo de su
padre, el también novelista Kingsley Amis, me comentó, en alguno de los veranos
que él pasó aquí en Punta del Este, que Graham Greene definía su obra literaria
como “la asombrosa rareza de la
misericordia de Dios”. Me dijo,
asimismo, que el escritor consideraba a su obra como una parábola de la
condición humana, cuyas claves eran la responsabilidad, el sufrimiento, la
culpa y la elección moral. Graham Greene se consideraba a sí mismo uno de sus
propios personajes y, precisamente de esa forma, se mostró en sus libros tanto como novelista
metódico, aventurero buscándose a sí mismo, y católico algunas veces
atormentado.
Graham Greene murió a los 86 años, en 1991, en Suiza. A 115 años
de su adiós a todos sigue siendo uno de los maestros esenciales de la literatura moderna.