El humor
de Vargas Llosa
Esta anécdota ocurrió en Valencia hace unos
cuantos años.
Pone en evidencia el buen humor de Mario
Vargas Llosa. Por ello, me ha gustado difundirla aquí.
Aquella mañana luminosa acompañábamos a
nuestro ilustre amigo, el escritor Fernando Iwasaki Cauti, el fallecido
periodista y poeta bilbaíno Germán Yanke, y yo.
De pronto, un señor lo miró atentamente,
desde la plaza; muy decidido, cruzó la calle presuroso y se acercó a él.
Lo enfrentó y le dijo:
--Le
he mirado bien y quiero saludarlo. Porque usted es García Márquez, ¿verdad?
Nosotros
tres nos miramos en silencio y azorados.
¿Y ahora?
Vargas Llosa, con la misma sonrisa en los
labios, le estrechó la mano y le dijo:
--No;
yo soy… el otro.