domingo, 9 de abril de 2017

Diálogo con Soledad Puértolas


      Soledad Puértolas es una de las figuras de primera línea en la  literatura española. Nacida en Zaragoza, en 1947, y radicada en Madrid, ha escrito numerosas novelas, libros de cuentos, textos autobiográficos y relatos para lectores juveniles. Entre sus títulos más difundidos se encuentran se encuentran “Burdeos”, “Queda la noche” (ganadora del Premio Planeta), “Una vida inesperada”, “Gente que vino a mi boda”, “Adiós a las novias”, “La vida oculta” (ganadora del premio Anagrama de ensayo), Compañeras de viaje. Barcelona. Anagrama, Mi amor en vano y Chicos chicas. (todos de Anagrama/Gussi). Sus libros están traducidos a diversos idiomas.
           Siguen mis preguntas y sus respuestas.
           --¿Cómo nacen, crecen y se desarrollan hasta llegar al libro, tus novelas? ¿Planificas todos los pasos, vas andando con ella a medida que avanza?
--Toda creación es lenta y te va invadiendo, como todo proceso de creación. La novela es invasora. Empieza, por lo menos para mí, siendo un atisbo, veo una luz al final de un túnel, por así decirlo, y poco a poco va cobrando cuerpo. Los personajes y el entramado que tengo vagamente en la cabeza, se van configurando. Yo no soy de las que hacen un  esquema y luego va trabajando capítulo a capítulo; no, voy encontrando sorpresas, y el mismo ritmo de la novela me va planeando la siguiente secuencia. Confío mucho en el desarrollo natural del proceso. Confío mucho. Y si se estanca, hago un paréntesis y lo dejo. Hago otras cosas. Y si tengo calma y confianza, sé que eso vuelve.

--¿Qué efectos tiene sobre tu mente, sobre tu cuerpo, la creación literaria, si es que tiene alguno?
--Desde luego que cuando estoy escribiendo una novela me siento mejor que cuando no estoy escribiendo una novela. Porque estoy bien, con un proyecto que me llena. Cuando termino la novela, tengo una sensación de agotamiento absoluto y de extenuación total.

--¿Cuántas horas escribes? ¿Cuál es tu rutina?
--Escribo dos o tres horas al día, no más, por las mañanas. Ese es mi plazo necesario; es cuando se asienta dentro de mí, en mi inconsciente, y emerge con cierta fluidez todo aquello que ha ido madurando.

--¿Cómo escribes?
--Escribo con ordenador portátil, que para mí es una maravilla… No me gusta nada estar sentada en una mesa, en un determinado lugar. No. Con mi ordenador yo me acomodo en un rincón en mi casa, con el portátil sobre un almohadón y me siento muy a gusto.

--¿Chejov, el alma, o Borges, la perfección absoluta? ¿Podrías escoger uno?
--Chejov es el alma, desde luego. Es el maestro de los maestros. Borges es el perfecto cuentista, del cuento acabado y redondo. No es el tipo de cuento que a mí me gusta. Entre Borges, que es un cuentista rotundo, indiscutible, donde todo está cerrado como en un globo, y perfecto, y Chejov, que lo deja todo abierto, yo soy de Chejov.