lunes, 6 de marzo de 2017

Diálogo con Martin Amis



           Martin Amis (hijo del famoso novelista Kingsley Amis) nació en Oxford, Inglaterra, en 1949. Trabajó como periodista y sus artículos se pueden leer en el libro “Visitando a Mrs. Nabonov”. Como novelista debutó con “El libro de Rachel”, obteniendo el premio Somerset Maugham. Otras de sus conocidas novelas son: “Dinero!”, “Campos de Londres”, “La flecha en el tiempo” y “La información”. Entre sus títulos más recientes, tenemos La casa de los encuentros”, “La viuda embarazada”, “Lionel Asbo: El estado de Inglaterra” y “La zona de interés” (todas ellas editadas por Anagrama/Gussi).
           Sigue uno de nuestros diálogos sobre tarea de escritor,  merecedor de numerosos premios internacionales y considerado una de las plumas fundamentales de las letras inglesas de hoy.

--¿Cómo elige los titulos para sus libros?
--Hay dos tipos de títulos. El que está implícito, el obvio, ese que forma parte del libro. Y el otro, que es como dar nombre a un hijo; éste lo eliges en el momento adecuado, y suele ser al final. Yo prefiero el primer tipo. Mi novela “Campos de Londres” es un buen ejemplo en ese sentido: hasta el sonido era importante… A mi padre le gustaba ese libro;´él me decía “será importante”. Y como yo se lo había dedicado, me decía que lo estaba desperdiciando…
--Cómo fue su relación con su padre?
--Muy buena… Hablábamos mucho de nuestro trabajo. Nos divertíamos haciendo juegos de palabras. Teníamos largas conversaciones por teléfono. El era un escritor satírico, como yo, y nuestra única diferencia es la época, la época de cada uno. Eso es lo que me parece a mí.
--¿Qué escritores le entusiasman?
--Me gustan mucho Naipaul, Saul Bellow, Nabokov, Kafka, Borges, De Lillo…
--¿Y autores latinoamericanos? --pregunté, señalando en su remera el nombre estampado de García Márquez.
--No lo conozco a Márquez… No me gusta demasiado leer traducciones.
--¿Y  Vargas Llosa? --dije, casi mecánicante.
--Tampoco…
--Siempre se escribe el mismo libro, como la mayoría de los escritores,  cambiando aspectos de la historia esencial que narran, y me responde:
--Saul Bellow tiene un solo tema y Graham Greene también. Yo tengo uno o dos temas… Greene es muy esquemático: por ejemplo, el infiel, en el amor, siempre muere en sus novelas.
¿Conoció a Graham Greene, que fue muy amigo de su padre?
--Fui a ver a Graham Greene cuando cumplió ochenta años, a un restaurante, para hacerle una entrevista. Estaba acompañado por su mujer, que tenía veinte años menos que él: ella vestía una chaqueta de cuero muy ajustada y estrechos pantalones de cuero y zapatos con unos tacos muy altos… Era muy agradable, pero un poco escandalosa y todo el mundo estaba pendiente de ella. Era impresionante; y él estaba orgulloso de ella, quería escandalizar, también.
Y,  para terminar, ¿qué tal Chesterton?
--Lo leí mucho en la época de la adolescencia. Mi padre lo admiraba profundamente. Chesterton era un hombre sabio. Una vez dijo: “Cuando la gente deja de creer, es porque cree en todo”.